Las cinco obras de teatro que llevan más de diez años en la cartelera porteña

Cuáles son los secretos y por qué se mantuvieron “La lección de anatomía”, “Toc Toc”, “La omisión de la familia Coleman”, «Tercer Cuerpo“ y ”El loco y la camisa“.

«La pensé para una única función en un Congreso Internacional de Medicina. Y siguió», contó alguna vez el autor y director Carlos Mathus. La lección de anatomía siguió, siguió y sigue. La obra del autor y director, quien murió el año pasado, todavía es parte de la cartelera en la calle Corrientes. Desde hace 47 años realiza funciones.

Como La lección de anatomía hay otras obras que resultaron ser hits inoxidables del teatro argentino. Empezaron sin pretensiones, pero se transformaron en fenómenos, con más de diez años atrayendo público y más público. ¿Cuál es la fórmula del éxito? ¿Dónde está el secreto de continuar noche tras noche contra todos los pronósticos? Un repaso por cinco obras que pueden dar cuenta del poder que tiene el boca a boca, a lo largo de décadas, atravesando crisis y distintos gobiernos, y nunca cedieron su presencia en los escenarios.

La lección de anatomía

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Carlos Mathus escribió su obra para mostrar los diferentes comportamientos familiares y sociales de las personas. «El interior, la esencia de los humanos», explicaba. Con el cuadro de Rembrandt, del mismo nombre, como referencia, La lección… iba a ser una única exposición para el Primer Congreso Internacional de Enfermedades Psicosomáticas que se celebraba en Buenos Aires en diciembre de 1972.

"La lección de anatomía". De Carlos Mathus, en la versión actual.

«La lección de anatomía». De Carlos Mathus, en la versión actual.

La obra comienza con un desnudo total de todos sus protagonistas femeninos y masculinos. «Un desnudo que no es erótico», aclaraba Mathus, a pesar del escándalo en su momento. Del congreso, en marzo de 1973 pasó a una sala teatral hasta que recaló en el Teatrón, un espacio en la galería de Santa Fe y Pueyrredón.

«La obra atravesó todas las épocas, las polémicas y los gobiernos». Además de la de Argentina, se hicieron versiones en nueve países. Por su elenco pasaron 900 actores y la vieron, en distintas partes del mundo, dos millones de personas.

«Al principio no conseguíamos quién nos financiara. Estuvimos ahí 15 años, después lo compramos hasta que tuvimos que venderlo. Y allí pasamos al Empire, donde estuvimos 23 años y ahora estamos en el Buenos Aires, de Corrientes y Rodríguez Peña», cuenta Antonio Leiva, actor de la primera versión de La lección..., pareja de Mathus durante 50 años (se conocieron en el Di Tella en 1968) y director de la versión actualmente en cartel.

Con el tiempo, la desnudez de actores y actrices que le ganó unos cuantos detractores, pasó a segundo plano, superada por el fenómeno de supervivencia casi sin antecedentes similares. «Creo que el secreto es que está más actual que nunca», asegura Leiva. «Hoy se habla abiertamente de violencia de género, de aborto, de abusos, de suicidios. Pero en ese momento eran tabúes». La característica ropa blanca que usan los actores, lo mismo que el resto del material, se mantienen tal cual, adaptados a la coloquialidad del presente y la banda sonora es completamente nueva.

En estos casi 47 años, hubo un impasse de 10 en el que Mathus decidió, de un día para otro, bajarla de cartel. «Fue un domingo de 2008 en el que Carlos la vió y dijo: Ya no me representa«, relata Leiva. «Así hasta que uno de los asistentes de dirección empezó a insistir para que volviéramos. Y lo convenció».

"La lección de anatomía". De Carlos Mathus, en su versión de 1972.

«La lección de anatomía». De Carlos Mathus, en su versión de 1972.

Entonces llegó un casting de 300 personas (del que quedarían tan sólo nueve; siete en el escenario, un asistente y uno de reemplazo) para formar parte de la nueva versión y sumarse a un elenco por el que pasaron, a lo largo de los años decenas de actores y actrices, algunos de ellos, jóvenes con aspiraciones que más tarde serían caras famosas como Carlos Calvo, Daniel Fanego, Gustavo Garzón,  Esther Goris y Virginia Innocenti, entre otros.

El reestreno fue el año pasado, pero en mitad de los ensayos, Mathus se enfermó y murió. Tras sobreponerse al impacto de la pérdida, Leiva tomó el lugar de director para mantener en pie el legado de su compañero de toda la vida. «Yo no quería saber nada. Pero lo tomé como promesa y homenaje».

El público actual une a varias generaciones. «Esta obra significa todo para mí. Tuvimos un montón de hijos con Carlos, que son todos los que pasaron por los elencos», dice Leiva. «La esencia de la obra es el aquí y ahora. Es una lección de vida».

A su vez, la figura de Mathus es el eje del documental La lección de anatomía de Agustín Kazah y Pablo Arévalo, estrenada el mes pasado en el Gaumont. La película registra el proceso creativo del director en su regreso con la obra luego de diez años alejado del escenario. Pero la muerte de Mathus fue en medio del rodaje y eso marcó un quiebre que hizo girar la trama hacia la historia de amor entre él y Leiva, inevitablemente atada a esta obra.

«No había un material público sobre todo esto y quisimos registrarlo», dice Kazah. «No hay en la Argentina, antecedente de registro cinematográfico de un hecho teatral», cuenta Kazah. «En los ’70 y ’80, la obra fue un boom y se instaló como un fenómeno cultural, más allá de lo teatral».

Toc Toc

Si La lección de anatomía es la más legendaria de estos hits inoxidables, Toc Toc, a pesar de ser la más nueva, es la más popular. Desde enero de 2011, en cartel en el Multiteatro, generó un aluvión de público que no mermó jamás, ni en las peores rachas de la industria teatral, como la actual.

"Toc Toc". Con dirección de Lía Jelín.

«Toc Toc». Con dirección de Lía Jelín.

La comedia del francés Laurent Baffie que puso en palabras los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) resultó algo parecido a una catarsis colectiva, a pesar de muchas críticas en contra. Bajo la dirección de Lía Jelín, de aquel primer elenco siguen hasta hoy Mauricio Dayub, Daniel Casablanca y Natacha Córdoba, a los que se suman Gimena Riestra, Laura Azcurra y Juan Grandinetti. A fin de junio bajará de cartel cerrando así su exitoso ciclo, ya histórico.

«Toc toc me enseñó que existe la vida real y la irreal, y aprendí a alternar entre ambas», dice Dayub, a quien la obra, que se despide definitivamente a fines de junio, le modificó la existencia en muchos sentidos. 

«Cuando desde dos cuadras antes de llegar al teatro los dueños de los bares, restaurant, kioscos, empleados, y cuida coches te saludan con cara de agradecimiento, es que estás haciendo un éxito», asegura el actor. Y enumera una serie de cuestiones de la vida cotidiana que se vieron atravesadas por el fenómeno Toc Toc, fuera del escenario. «Cuando el personal del teatro entre función y función prefiere esperar adentro de la sala y no en el hall, estás haciendo un éxito. Lo mismo si ves que cambian el plástico del cartel de «NO HAY MAS LOCALIDADES» porque está rayado. O si hay elecciones presidenciales y el comicio termina a las 19 y la primera función, la de las 18 ya está toda vendida».

De la sorpresa de un principio, Dayub como muchos de sus compañeros naturalizaron algo que, para quienes viven del teatro, es casi milagroso. «Por ejemplo que todos los vecinos de tu cuadra hayan visto la obra. O que Mirtha Legrand la viera tres veces y Susana Giménez, dos». Para el elenco de Toc Toc se hizo habitual encontrar en la platea a Marcelo Tinelli, Manu Ginóbili, Guillermo Francella, Javier Mascherano o Juan Martín Del Potro.

Entre los milagros de Toc Toc, se puede contar el millón y medio de espectadores acumulados en esta casi década. «Muchas veces alguno de nosotros tuvo que hacer la función con fiebre, porque no había día para posponer la función, ya que las dos semanas siguientes estaban agotadas», describe Dayub.

«Pasaron tantas cosas en estos años. Yo hice la función en vida de mis padres y luego, sin ellos. También la hice sin ser padre, y luego de que naciera mi hijo», cuenta.

Pero, ¿cómo hacer para llegar a las 2.700 funciones sin sentir que uno se está repitiendo? «Cuando un actor empieza a hacer 8 funciones semanales, se aleja de la realidad. La primera preocupación que recuerdo fue advertir que lo más difícil no había sido acertar la búsqueda del personaje, sino poder hacer la totalidad de las funciones con la misma calidad que se había logrado en los ensayos».

Esa observación también evidencia la contracara del éxito. que es el fantasma de la repetición que acecha a cualquier actor o actriz. «Mi cabeza advirtió una noche que me emocionaba y lagrimeaba en una escena, por lo tanto, ahora estaba destinado a hacerlo 36 noches al mes, y 44 veces en los meses de 5 semanas. Unas 400 veces al año. Llegué a pensar que tal vez debía reducir las emociones durante el día, para poder tenerlas a mano y que no se me gastaran, para usarlas en las funciones de la noche«, dice Dayub. «Y entonces, disculpándome con mis compañeros, acepté la imperfección. Aceptarse mediocre o con menos calidad de la alcanzada alguna vez, produce toda una autocrítica, hay que domesticar esa parte del ego que nos hace creer los mejores del mundo cuando hace falta. La exigencia del éxito te avisa que llegás hasta ahí, hasta dónde podés, no hasta donde quisieras llegar».

El actor recuerda una anécdota que, según él, resume el espíritu de Toc Toc. «Un día, Dalmolín, el maquinista de todas las salas del Multiteatro pasaba con las herramientas de un pasillo al otro. Ya estábamos en horario y no se podía dar ingreso a la sala al público, porque había butacas rotas y el cartel de “No hay mas localidades” en ambas funciones, no permitía modificar la ubicación de ningún espectador en la platea», cuenta.

«Cuando terminó la tarea, transpirado, nos dijo: En ninguna de las otras salas tengo que estar arreglando butacas hasta 5 minutos antes de la función. ¿Saben por qué? En Toc Toc cuando la gente se ríe, lo hace a carcajadas, entonces se tiran para atrás y para adelante. El peso de todo el cuerpo, yendo y viniendo tantas veces, afloja los resortes y hace saltar los tornillos. En las otras salas la gente se sienta y mira los espectáculos y cuando tiene que reírse se ríe, pero acá no. Acá de tanto reírse las rompen».

La omisión de la familia Coleman

El lema de la obra es «Hasta que no la veas… no paramos». Y al parecer, va en serioCurioso caso el de Claudio Tolcachir. El autor y director tiene en cartel dos obras de larga duración: La omisión de la familia Coleman y Tercer Cuerpo, emblemas del off. «Ambas nacieron sin ninguna ambición ni expectativa de perdurar tanto en el tiempo ni de haber viajado como viajaron», dice Tolcachir.

"La omisión de la familia Coleman".

«La omisión de la familia Coleman».

«El único objetivo en Coleman era hacer un trabajo grupal, como parte de mi primera experiencia con la escritura. Y para eso tuve la confianza de todos mis compañeros». Algunos de ellos, catorce años después, aún siguen haciendo funciones. Coleman (como la abrevian cariñosamente) se estrenó el 6 de agosto de 2005, en Timbre 4, la sala de Boedo que, por entonces, era la habitación del fondo de la casa del director.

«En ambos casos, los actores estuvieron meses y meses ensayando a cualquier hora con la única expectativa de estrenar. Después, la justicia divina hizo que estas obras también fueran fuente de trabajo, de viajes y de reconocimiento para todos ellos. Me emociona», asegura.

Según el director, las obras crecieron, enriquecidas con el crecimiento personal de sus actores y actrices, «con la cantidad de mundo y de detalles que les dieron ellos». Y de la comunicación entre todos. «La única manera de mantener viva una obra tanto tiempo es mantener viva la comunicación entre los actores. Si no, se vuelve una tortura».

Es así que después de cada función, siguen hablando y buscando para mejorar porque, aseguran, ninguno sale a hacer su propia obra ni a lucirse individualmente. «Estas obras sólo son posibles por los actores y actrices. Yo no podría obligar ni convencer a nadie para hacer 15 años de funciones. Ellos tienen la libertad de seguir, de retirarse o de irse y volver. De hecho, muchos se han tomado un espacio, por cuestiones personales o por otros trabajos y después volvieron. nadie se siente atado, trabajar juntos es una elección».

"La omisión de la familia Coleman". Su lema es "Hasta que no la veas...no paramos". Llevan casi 15 años.

«La omisión de la familia Coleman». Su lema es «Hasta que no la veas…no paramos». Llevan casi 15 años.

Con la evolución de la obra también se dio una evolución de los públicos. De la sala off de Boedo, pasaron a la sala grande de Timbre 4, cuando el teatro se amplió y luego aterrizó en una sala comercial, en el Paseo La Plaza, donde sigue hasta ahora. En el medio decenas y decenas de giras por el mundo, donde la curiosa y entrañable familia disfuncional representada en escena, se hace entender y querer en todos los idiomas y rincones del planeta, incluso en China.

"La omisión de la familia Coleman". El elenco original de la obra de Tolcachir que llegó hasta China.

«La omisión de la familia Coleman». El elenco original de la obra de Tolcachir que llegó hasta China.

Los años transcurridos acumulan anécdotas, no sólo de los actores y del equipo de producción sino también del público. Tolcachir recuerda con especial cariño la que protagonizó la actriz Silvina Bosco (recientemente fallecida), amiga del grupo. «El día del estreno de Coleman, la querida Silvina, que estaba embarazada, rompió bolsa, y de la función se fue directamente a la clínica».

La primera obra de Tolcachir que nació en el marco de una cooperativa tiene ese espíritu intacto. «Tenemos dos productores, Maxime Seugé y Jonathan Zak, que son fundamentales. Entienden la producción como parte de la cooperativa y siempre están generando movimiento de publico, giras, enlaces y difusión», dice el director. «Todo funciona porque cada uno asume su responsabilidad».

Tercer cuerpo

El 23 de agosto de 2008 el elenco de Tercer Cuerpo salía al escenario con un desafío íntimo: mostrar la segunda obra de Claudio Tolcachir, luego de la exitosa La omisión de la familia Coleman.

"Tercer Cuerpo". De Claudio Tolcachir.

«Tercer Cuerpo». De Claudio Tolcachir.

«Era nuestra gran expectativa», dice Daniela Pal, una de las actrices del elenco. «Ensayamos un montón y salimos al ruedo. El teatro es ensayo y repetición. Y nosotros ya nos pasamos un poquito, porque llevamos 1.055 funciones a lo largo de 11 años«.

La historia, muy simple y contundente, retrata a un grupo de empleados casi olvidados por el mundo en una oficina decadente. Junto a Pal actúan José Marcos, Melisa Hermida, Magui Grondona, Hernán Grinstein y Laura Lértora. «Mi personaje, Moni, me acompaña en los cambios de mi vida. Siempre estoy pensando a través de la cabeza de Moni», dice Pal. «Cada función es seguir descubriendo cosas y ahi está la clave, con voluntad y alegría por hacerla. Si no, no se puede hacer».

"Tercer Cuerpo", Claudio Tolcachir.

«Tercer Cuerpo», Claudio Tolcachir.

Tercer Cuerpo ya recorrió más de 50 festivales en todo el mundo y hasta tiene su grupo de adeptos, que la defienden y la consideran la preferida entre las obras de Tolcachir.

El loco y la camisa

En el conurbano bonaerense nació la quinta obra de larga duración de esta lista. Escrita y dirigida por Nelson Valente, El loco y la camisa vio la luz el 4 de septiembre de 2009 en el Banfield Teatro Ensamble, al sur del Gran Buenos Aires.

«Cuando empecé en la obra era impensable para mí que recorriera 10 años», dice Lide Uranga, una de las actrices de la puesta. «Mi personaje fue creciendo con el tiempo, no porque tuviera más texto, si no porque a medida que pasaban las funciones se iba detallando el mundo de esta mujer».

"El loco y la camisa". De Nelson Valente, desde Banfield a calle Corrientes.

«El loco y la camisa». De Nelson Valente, desde Banfield a calle Corrientes.

Durante 9 años, el elenco permaneció intacto. «Recién el año pasado uno de nosotros, Julián Paz Figueira, decidió dejar la obra. Su papel, el del “loco”, ahora lo hace Gabriel Beck, que siempre fue reemplazo de Julián en estos años, aquí y en las giras en otros países». Desde hace algunas temporadas, pasó al Picadero, en pleno circuito comercial.

Esa confianza entre todos los integrantes (Soledad Bautista, Ricardo Larrama y José Pablo Suárez sumados a Uranga y Beck), hace el resto. ¿Qué es lo que la hace perdurar en el tiempo?

"El loco y la camisa". Once años del boca a boca que atrae público.

«El loco y la camisa». Once años del boca a boca que atrae público.

Según Lide, la madre de el «loco», en la obra: «Hablar de la verdad, hablar “de” verdad, incomodar y recordarnos que siempre, estamos a tiempo de cambiar».

Lejos de Buenos Aires, dos históricas de Londres y Nueva York: «La ratonera» y «El fantasma de la ópera».

La ratonera

Récord mundial. "La Ratonera", desde 1952 en cartel en Londres. Foto: AP/Archivo.

Récord mundial. «La Ratonera», desde 1952 en cartel en Londres. Foto: AP/Archivo.

The Mousetrap (La ratonera) es la obra que pasará a la historia como la que más tiempo lleva en cartel en el teatro en todo el mundo: se estrenó el 6 de octubre de 1952, en el St. Martin´s Theatre del West End londinense.

Agatha Christie. La escritora (junto a su amigo, el escritor Peter Saunders) presente en el décimo aniversario de la obra que está basada en su novela "La Ratonera". AP / Archivo

Agatha Christie. La escritora (junto a su amigo, el escritor Peter Saunders) presente en el décimo aniversario de la obra que está basada en su novela «La Ratonera». AP / Archivo

La historia policial, basada en una novela de Agatha Christie, es un clásico de clásicos. La misma escritora asistió como espectadora cuando se cumplieron diez años del estreno.

El fantasma de la ópera

Steve Barton (Raoul), Harold Prince, Michael Crawford (el Fantasma), Andrew Lloyd Weber y Sarah Brightman (Christine), en el estreno de 1988.

Steve Barton (Raoul), Harold Prince, Michael Crawford (el Fantasma), Andrew Lloyd Weber y Sarah Brightman (Christine), en el estreno de 1988.

Hacedor de grandes musicales, Andrew Lloyd Weber también es el responsable de la versión de El fantasma de la ópera que se estrenó el 26 de enero de 1988 en el Majestic Theatre de Broadway, en Nueva York.

La producción neoyorquina tuvo al mismo equipo creativo que su homóloga londinense, estrenada poco antes. Y aún sigue brillando en la cartelera, con el mérito extra de ser el espectáculo con mayor permanencia en la historia de Broadway.

Fuente: Sandra Commisso – Clarín