El concierto, que comenzará a las 20.30, conciliará en un mismo programa a la nueva partitura de Bollani -que interpretará como el solista de una orquesta dirigida por Exequiel Mantega- con una serie de tangos con arreglos de Schissi, para desembocar, finalmente, en el tercer movimiento del Concerto Azzurro, otra obra del compositor milanés.
Se trata de una apuesta que forma parte del ciclo «Italia XXI» del Teatro Coliseo e intenta abrazar diferentes lenguajes, en formato sinfónico, ejecutado por intérpretes que han revelado una singular destreza para trabajar tanto en la gramática formal de la música como en la improvisación.
«Estoy enamorado del tango, especialmente de (Osvaldo) Pugliese a (Astor) Piazzolla y de creaciones más contemporáneas. Pero sobre todo he descubierto el juego de piano de Horacio Salgán y, desde entonces, soy un gran fan. Es por eso que elegí algunos tangos para tocar con la Orquesta Sin Fin, particularmente ´A Don Agustín Bardi´, que adoro y que creo que se complementa con mi música», adelantó Bollani en diálogo con Télam.
El pianista italiano, formado en el mundo clásico, se convirtió en una de las presencias más demandadas en el circuito del jazz y trabajo con una estirpe de músicos que enfatiza su jerarquía y versatilidad: Pat Metheny, Leandro «Gato» Barbieri, Richard Galliano, Sol Gabetta, Phil Woods, Lee Konitz, Bill Frisell, Chico Buarque, Caetano Veloso y Chick Corea.
«La primera vez que escuché la música de Diego Schissi fue -tal vez- hace doce años. Un muy buen amigo mío, Paolo Russo, lo conoció. Enseguida me enamoré de la complejidad de su estructura armónica y de ritmo e inmediatamente pensé ´¡Quiero hacer algo con este chico!´. En este caso, le pedí que organizara algunos tangos porque, como te dije antes, realmente quería estar dentro de ese tipo de mundo armónico y ver qué podía pasar. Diego es realmente un músico increíblemente talentoso, como lo es Exequiel Mantega y su orquesta», explicó Bollani.
T: – El Teatro Coliseo, donde va a tocar, postula que trabaja sobre una línea de innovación dentro de la tradición, ¿en qué medida se siente representado en ese enunciado?
– SB: Todos los músicos comienzan a tocar porque escucharon a alguien o algo que amaron … así que, todos están «dentro» de una tradición. Luego, la música tiene que vivir en tiempo presente, por lo que todo lo que escuché o estudié es útil como punto de partida para tocar lo que quiero tocar en este momento. Eso es lo que me encanta del concepto de improvisación: estás totalmente en contacto con la inspiración del momento y no piensas en lo que sucedió o en lo que sigue. Es una forma de meditación.
– T: ¿Que dificultades o ventajas ofrece el actual contexto industrial para una expresión musical con determinado grado de elaboración y complejidad?
– SB: Ha pasado que algunas figuras se han quejado del período musical en el que vivían. Otras siguieron componiendo, tocando y actuando. Yo pertenezco a esta segunda categoría.
Me he dado cuenta de que siempre hay alguien que dice que estamos al final de la historia, pero estoy de acuerdo con Arnold Schonberg cuando dijo, hace casi un siglo, «Todavía hay mucha buena música para escribir en do mayor». Creo en ese enunciado.
Fuente: Télam