Carlos Santana tenía apenas 22 años cuando sorprendió a buena parte de las 400 mil personas que se habían acercado a Woodstock para el mayor festival hippie de la historia, en 1969.
El ignoto guitarrista mexicano apenas acababa de editar su primer disco y entre nombres gigantes de la época como Jimi Hendrix, The Who, Janis Joplin y Grateful Dead, se despachó con una performance arrolladora y desenfrenada, ensamblando rock con música africana y espíritu latino.
Años más tarde, Santana confesaría que su gestual y explosiva actuación se debió en parte a que intentaba detener a una «serpiente eléctrica» que deambulaba por el escenario, producto de la mescalina que había ingerido horas antes.
Medio siglo después de aquel ingreso triunfal y alucinógeno en la historia grande del rock, Santana es considerado hoy uno de los mejores guitarristas del mundo, así como una suerte de mentor shamánico del rock latino. Junto a Michael Jackson, posee el récord de premios Grammy ganados en una noche (ocho, por su álbum Supernatural, de 2000, que vendió alrededor de 30 millones de copias) y llegó a grabar y a tocar junto a un amplio espectro de estrellas de la música: desde el mismo Jackson a Eric Clapton, pasando por John Lee Hooker, Lauryn Hill, Shakira, Maná, Romeo Santos, Paco de Lucía, Wayne Shorter y el argentino «Gato» Barbieri, entre muchísimos otros.
Ahora, a los 71 años, el músico cerró el círculo abierto aquella incendiaria tarde en Woodstock con la edición de su nuevo álbum, Africa Speaks, en tributo a los ritmos que nunca dejó de abrevar, pero en los que aquí se zambulle acompañado por la voz de la española con descendencia africana Concha Buika.
Africa mía
«En lo profundo de la selva, más allá del alcance de la codicia, oyes las voces de los espíritus, con su frecuencia de luz, haciendo sonidos como el crepitar de las estrellas en la noche. Comunicándose con las plantas, los animales y la humanidad, afirmando la verdad universal: Todo fue concebido aquí en África, la cuna de la civilización». Entonces una guitarra suena como el canto de un pájaro y, enseguida, una voz ronca lanza una plegaria gitana al viento: «De la paz pasajera. Del amor habla el libro de los hombres. Y del fuego en el mar. Veneno y sal».
Así comienza Africa Speaks, con una introducción a cargo de una voz de película y, luego sí, la unión que guía el espíritu de toda esta obra y la hace tan especial en tiempos de sobredosis de featurings: la guitarra de Santana y las cuerdas vocales de Buika.
Santana vuelve al ruedo con un disco grabado en diez días, bajo las órdenes del productor Rick Rubin (tanto el que trabajó con los Beastie Boys y Run-DMC, como el que apuntaló a Metallica y actualizó para la posteridad el sonido Johnny Cash, con su monumental saga American Recordings), con su esposa Cindy Blackman Santana en la batería y Buika a cargo de las voces y las letras de casi todas las canciones.
«Es la primera vez que hago un álbum especialmente con mujeres. Había hecho algo con Lauryn Hill, pero no todo un álbum. Para mí es un honor y me da mucha fuerza, esperanza y energía», dice Carlos Santana, a los 71 años, desde San Francisco. Y habrá que coincidir con el hombre de la guitarra, que la voz de Buika ha sido toda una bendición para su música. «Ella tiene cosas de Nina Simone, Etta James y Tina Turner. Para mí fue mandada por dios y los ángeles para expresar esta visión y misión».
-La idea de África como representación de la mujer ha sido explorada en muchos ámbitos. ¿Buscó revisitar esa relación en el disco?
-Por supuesto, el cielo es el padre y la tierra es la madre. No vivimos en el espacio, en la Galaxia, quizá espritualmente, pero físicamente necesitamos a la madre, a la tierra, porque nos da agua, sustento, necesitamos un abrazo, caricias, que nos de aliento y esperanza y valor. Para los músicos es muy importante poder articular el lenguaje de la mujer, cómo bailan, cómo caminan, cómo se expresan las mujeres, lo que dicen. Es esencial aprender de las mujeres cómo tener personalidad.
-¿Cuánto incidió en este proyecto la lucha de la mujer por la igualdad de derechos en todo el mundo?
-Gracias a dios estamos entrando en una época en donde las mujeres en América latina, en África y en India están empezando a reclamar su honor, su respeto, para que no las traten como si fueran sillas o un chivo o una propiedad. Las mujeres son espíritu. Tu mamá, tu hermana, tu esposa y tu hija tienen que ser tratadas como lo que son: diosas.
-¿Cuánto influyó tu madre en tu personalidad?
-Mi madre siempre fue para mí un ejemplo de convicción, honor, respeto. Ella me decía con mucho carácter: «Eso no es para ti». Y quería decirme que no me metiera en cosas que no eran de mi espíritu. Ella sabía decirlo de una manera que se imprimía como un tatuaje en mi psicología para el resto de mi vida. Mi madre se fue al mismo tiempo que Michael Jackson; con mi papá está en el otro lado, pero los oigo todos los días, dándome consejos.
-¿Y tu padre?
-Lo recuerdo con mucho cariño. Me encanta cómo mi padre me enseñó a articular la música en el violín, cómo hablar con los pájaros, con la gente. Mi padre hablaba con los pájaros. Se ponía el violín en su cuerpo y tocaba algo y un pájaro le respondía, imitando el sonido de mi papá. «¿Ves?», me decía. «Si puedes hablar con los pájaros, puedes hablar con la gente». Por estos días siempre digo que tengo 71 años, pero estoy tan feliz como un pajarito con un french frie (papa frita), porque cuando un pajarito agarra unfrench frie está lleno de alegría. Y lo que quiero decir es que la vida no es complicada, no es cosa de estar deprimido o miserable o triste. Para mí, la felicidad es el jugo para hacer lo imposible.
-¿Recuerda la primera vez que escuchó música africana?
-Sí. Cuando vivía en Tijuana oía música que le decían música tropical, música del Caribe, pero era música de Cuba o Puerto Rico y de las islas. El tema es que después investigué y supe que toda esa música viene de África. Yo a veces me meto en un lío, porque la gente no quiere oír la verdad, pero todo lo que es latino o hispano viene de África. Lo de España viene de los moros, de sus cantos a Alá; de ahí viene ese canto gitano. No sé si el tango, pero sí la cumbia, el mambo y el cha cha chá, el shuffle, la bossa nova, la guajira, el bolero, el danzón, todo viene de Africa.
Santana dice que le gustaría hacer algo en el futuro con Manu Chao y con Manu Dibango, y cuando se le pregunta por sus maestros musicales, nombra a John Coltrane, Miles Davis, Wayne Shorter, Herbie Hancock, B.B. King, Eddie Palmieri y Tito Puente, confirmando la importancia del jazz y de la música latina en su obra. En ese punto de la charla, asoma entonces la figura de «Gato» Barbieri. «Te lo voy a decir con toda sinceridad», anticipa el guitarrista. «Es la única vez que mi madre me dijo: ‘Oye hijo, y no quiero que te ofendas, pero la versión de ‘Europa’ de Gato Barbieri me gusta más que la tuya’. Ja, ja, ‘okey, mom’. Lo extraño a Barbieri. Si estuviera aquí, hubiéramos hecho otra cosa juntos. Su espíritu y su sonido son únicos».
Nacido en Autlán de Navarro, Jalisco, y criado en Tijuana, Santana asegura que cuando Donald Trump aparece en la televisión, la apaga o cambia de canal. «Trump es como la neblina aquí en San Francisco: luego de un tiempo, se desaparece. La pared que él ha construido no es tan diferente a la que hicieron en Berlín. El miedo hace paredes y el amor las derriba. De aquí a veinte años nadie se va a acordar de él, porque, voy a decirlo sin arrogancia pero con mucha convicción: los ‘Trumps’ vienen y se van, pero Santana se queda. Los presidentes llegan y se van y ésta es la misma cara de Nixon y George Bush, es la misma gente. Ellos hacen su negocio vendiendo miedo. Pero el amor, es gratis».
Este es el contenido de su nuevo àlbum «Africa Speaks»:
1. Africa Speaks
2. Batonga
3. Oye Este Mi Canto
4. Yo Me Lo Merezco
5. Blue Skies
6. Paraísos Quemados
7. Breaking Down The Door (Rompiendo la puerta)
8. Los Invisibles – Feat Buika
9. Luna Hechicera
10. Bembele
11. Candombe Cumbele
A 50 años de Woodstock:
El 15 de agosto se cumplirán 50 años del festival más épico de la historia del rock: Woodstock. A principios de año, Michael Lang, promotor de aquel encuentro devenido en leyenda, había anunciado que se realizaría un festival para celebrar el aniversario, con la presencia de artistas como The Killers, Dead & Company, Jay-Z y el mismísimo Santana, pero en abril finalmente todo fue marcha atrás y se canceló.
«De todas formas, yo invito a todas mis hermanas y hermanos, músicos y artistas, a que hagan un Woodstock en cada ciudad en esa fecha, en los parques, con globos, colores, comida, sonrisas y música», dice Santana. «Woodstock no solo fueron aquellos días del ’69, Woodstock puede ser todos los días, pero la gente tiene que hacer a un lado el miedo, el racismo, que es miedo, y abrazar. Cuando la gente acepte su propia luz, el mundo cambiará. A la gente la han convencido que no tiene luz, que ya está manchada de pecado, que nunca van a poder entrar al cielo porque no sirve para nada y necesita al Papa o a Jesucristo, porque ellos te pueden dejar ingresar. Si piensas eso, te jodiste. Pero si aceptas todos los días que eres luz, puedes hacer milagros, bendiciones y hacer lo imposible».
-¿Cuál cree que hoy es el legado de Woodstock?
-Ese día aprendí cómo los humanos pueden vivir en armonía, paz, unión. Igual que cuando cayó el muro de Berlín o cuando fue liberado Nelson Mandela. Pero la primera vez que vi algo así fue en Woodstock. Fue la confirmación de que los humanos podemos coexistir en unión y paz.
-Usted contó varias veces que en aquella actuación estaba bajo los efectos de la mescalina. ¿Tuvo algún tipo de revelación arriba del escenario?
-Cuando uno toma mescalina o ayahuasca es como una culebra que se deshace de su piel, como una mujer que da a luz. Uno alumbra una nueva personalidad. Es una medicina mística. Las drogas las hacen los hombres en los laboratorios, la medicina la hacen los rayos de luz y la naturaleza. Son dos cosas muy diferentes.