Hace unos días, la polémica envolvió a Netflix por plantar posición en el tema aborto: la empresa de streaming amenaza con dejar de rodar en el estado de Georgia si entra en vigencia una ley contra la interrupción del embarazo. Algunos productores se mostraron a favor de la decisión, mientras que otros pusieron el grito en el cielo.
Netflix no deja de ser noticia. Esta vez, la información tiene que ver con la indignación de cientos de usuarios que se percataron de una conducta aberrante: reírse de Ana Frank, la niña alemana con ascendencia judía que mundialmente fue conocida gracias a su diario íntimo.
En uno de los capítulos del programa Historical Roasts, cuya primera temporada estrenó Netflix el pasado lunes, un cómico (Gilbert Gottfried) caracterizado como Adolf Hitler se dirige a Ana: «Todos te conocen como una heroína y escritora superventas, pero para mí siempre serás el número 825.060».
El afiche del programa «Historical Roasts», de Netflix.
El formato del ciclo consiste en la sátira, que reúne a varios personajes conocidos de una figura para que intenten humillarla haciendo chistes crueles sobre ella. Algunos protagonistas: Abraham Lincoln, Freddie Mercury, Cleopatra, Martin Luther King Jr y Muhammad Ali, entre otros.
En el sketch, Ana es interpretada por Rachel Feinstein, que recibe insultos de Franklin D. Roosevelt (interpretado por Jon Lovitz).
«Sé que me guardas rencor y lo entiendo, pero quería hablar de tu libro», le dice el dictador. «Ha sido revelador descubrir lo que la gente sufrió por mi culpa. Y sin lugar a dudas… tu libro es de lo más incendiario. Creo que me he dejado el horno encendido», remata.
Cientos de usuarios amenazaron con abandonar su suscripción y piden ayuda para difundir el tema en redes. Argumenan que el humor tiene un límite.
La familia Frank en la plaza Merwedeplein en Amsterdam, en 1941 (Fundación Ana Frank).
El presentador del ciclo, Jeffrey Ross invita en un principio a los espectadores a «disfrutar del roast de Ana Frank», y asegura que será «el fin» de su carrera: «Porque después de esto tendré que esconderme un tiempo. Me van a crucificar», advierte.
El capítulo recibió quejas del Centro de Documentación e Información de Israel, situado en Ámsterdam. Califican el programa como «indeseable».
«A veces olvidamos que hay supervivientes y que los traumas continúan en otras generaciones», aseguran en un comunicado. Desde la Casa de Ana Frank, en Ámsterdam, se calificó el show de «sátira sin gusto».
La puerta de la Casa de Ana Frank, en Holanda.
Netflix ha contestado en un comunicado asegurando que el episodio fue objeto de un importante debate interno previo. Y defienden la decisión de emitirlo por la «libertad creativa» de los creadores.
La polémica crece a velocidad de las redes sociales. Por el momento, desde el gigante de streaming no muestran intención de levantar esa programación.
Fuente: Clarín