Un nuevo estudio realizado por investigadores argentinos, uruguayos y franceses permitió identificar interacciones entre componentes del sistema inmunológico que son clave para potenciar el éxito de la inmunoterapia para tratar el cáncer. Además, detectaron una molécula que estaría vinculada a la resistencia de estas terapias y que se podría bloquear para lograr mayor efectividad en estos casos.
La inmunoterapia, explican los expertos, sirve para capitalizar el potencial del sistema inmunológico a la hora de combatir tumores. “Sin embargo, al menos 2/3 de los pacientes aún no responden a estos tratamientos. Por eso, la detección de esta molécula, la TMEM176b, y la posibilidad de inhibirla, representan una nueva pieza fundamental del rompecabezas para entender lo que ocurre y actuar en consecuencia”, sostiene en diálogo con ClarínMarcelo Hill, responsable del Laboratorio de Inmunoregulación e Inflamación del Instituto Pasteur (IP) de Montevideo y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, de Uruguay.
“Esta molécula es un potencial blanco terapéutico en pacientes que no responden a la inmunoterapia. No sólo la identificamos sino que hallamos un compuesto químico para eventualmente bloquearla en pacientes resistentes”, explica a este diario Gabriel Rabinovich, director del Laboratorio de Inmunopatología del IBYME-CONICET y profesor titular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
El científico argentino Gabriel Rabinovich, uno de los integrantes del equipo investigador.
La investigación, que llevó cinco años, ya presentó resultados positivos en ratones. “Este compuesto sigue en estudio para analizar su toxicidad y ser evaluado en humanos”, se suma Mercedes Segovia, del IP de Montevideo y la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.
De las conclusiones de este trabajo, publicado en la prestigiosa revista Cancer Cell, también surge la posibilidad de predecir qué pacientes van a responder a la inmunoterapia y cuáles no. Esto podría contribuir a una mejor administración de los tratamientos.
“Hay varios cánceres que son sensibles a la inmunoterapia. Primero se empezó a trabajar con elmelanoma (tumor de piel), después se extendió al cáncer de pulmón y hoy en día se tratan los tumores de cabeza y cuello, también los de lengua, garganta, riñón y vejiga”, detalla Rabinovich y suma el linfoma de Hodgkin, sobre el que «responden un grado importante de pacientes” y algunos tumores gastrointestinales.
Por su parte, Hill agrega que “existen determinados criterios genéticos de los tumores que los hacen muy buenos candidatos para responder a la inmunoterapiaindependientemente del órgano en el que se desarrolle el cáncer”. Depende especialmente de la “carga mutacional”. A más mutaciones en un tumor, mejor la reacción a la inmunoterapia, aseguran los especialistas.
“En el caso del trabajo, se han testeado como tumores representativos el melanoma, el cáncer de pulmón, de colon y algunos linfomas”, cuenta Rabinoch.
¿Cómo se llegó a identificar la molécula?
Las primeras pistas para detectar el rol de esta moléculafueron estudios realizados en el área de trasplante de órganos por Hill y Segovia. “Detectamos que la TMEM176b influía a la hora de evitar el rechazo del órgano trasplantado. Sobre esa base, empezamos a investigar si esta molécula podía ser utilizada por las células malignas (del cáncer) para impedir que el sistema inmunológico las eliminara”, precisó Hill, quien destacó el trabajo de Sofía Russo, otra científica uruguaya, en esta segunda etapa en la que también fue invitado Rabinovich.
Del grupo argentino participaron la investigadora del CONICET, María Romina Girotti, y los becarios de doctorado, Yamil Mahmoud y Florencia Veigas. Cristina Cuturi hizo su aporte desde el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Nantes, en Francia.
Fuente: Clarín.