Estuvo casi 70 años olvidado en un fichero de la Facultad de Ciencias Médicas de La Plata. Constituye, por el contenido y por la trascendencia de su autor, uno de los documentos académicos más valiosos de la historia de la universidad nacional platense, y desde este sábado puede ser consultado en internet desde cualquier rincón del planeta. Se trata de la tesis de doctorado de René Favaloro, que fue digitalizada por el Servicio de Difusión de la Creación Intelectual de la UNLP (SeDiCI) y ya está disponible en ese repositorio científico con formato de acceso abierto.
René Favaloro en su consultorio. (Archivo)
“Quisimos visibilizar esta obra académica. Que todo el mundo pudiera conocer este trabajo que hizo uno de nuestros ilustres egresados”, dijo a Clarín la vicedecana de Medicina, Marita Marini.
Marino fue una de las encargadas de rastrear estos trabajos entre los papeles de un enorme archivocon hojas amarillentas. La tesis del cardiocirujano argentino más reconocido en todo el mundo fue hallada a mediados de 2018, cuando las actuales autoridades accedieron a la conducción de Medicina.
“A partir de ese momento consideramos que era necesario compartir con el mundo entero el contenido del ese documento de 100 páginas”, recordó Marini.
El texto, mecanografiado por quien se transformó en uno de los máximos exponentes de la medicina de nuestro país, expone sus experiencias como practicante en el hospital Policlínico de La Plata. Pero la tesis no se enfoca en cuestiones cardíacas. Refiere a las formas de diagnosticar una dolencia abdominal, en épocas donde las imágenes médicas casi no existían y resultaba clave el trato con el paciente y la pericia del médico para revisar y observar.
El regreso de Favaloro y su esposa al país, en 1971. (Archivo)
Para llevar este trabajo a la red, el decano de Medicina, Juan Ángel Basualdo, firmó un acuerdo con la presidente de la Fundación Favaloro, Liliana Favaloro, y la responsable del repositorio institucional de la UNLP, Marisa De Giusti.
«Tener esto al alcance de todo el mundo es muy valioso. Es una manera de resguardar el patrimonio de Argentina«, afirma Liliana Favaloro, sobrina del médico y presidenta de la fundación que lleva su nombre. La mujer relata que en la familia ya contaban con la tesis, aunque con una copia de esa versión: «Cuando me llamaron de la facultad y me contaron que habían encontrado el original, no lo podíamos creer, es un hallazgo hermoso».
Un dato curioso -y quizás para muchos, extraño- es que la tesis de doctorado de Favaloro nada tiene que ver con la cardiología. Es que su objeto de estudio, el íleo, se encuentra muy lejos -al menos en términos médicos- del corazón. La obstrucción intestinal es una patología que afecta a ese órgano del sistema digestivo también conocida como abdomen agudo.
Consultada sobre el motivo por el cual cree que René elaboró la tesis en base a la obstrucción intestinal, Liliana expresó que no tiene una respuesta clara, aunque supone que se trate de dos motivos: «Primero porque admiraba a su profesor, que además lo apadrinó en esta presentación, el cirujano y anatomista Federico Christmann, quien pudo haberlo orientado en la elección del tema a desarrollar y también porque en esa época no se conocía tanto sobre la cardiología. Lo que estaba claro es que la inclinación quirúrgica estaba desde sus inicios«.
La posibilidad de que este material ahora esté al alcance de cualquiera que desee leerlo significa para los Favaloro otra de las maneras de tener vivo a René: «Quizás su reconocimiento fue algo tardío en Argentina, ahora eso ya cambió. Google, por ejemplo, lo reconoció como uno de los 400 cientificos y médicos que dejaron algo a la humanidad. Todas esas cosas nos alegran mucho».
El 9 de mayo de 1967, en la Cleveland Clinic de Estados Unidos, una mujer de 51 años era operada con una nueva técnica, el bypass aortocoronario. Al frente del equipo médico estaba el cirujano argentino René Favaloro, quien desde ese instante quedó en la historia como el hombre que revolucionó la cardiología. “Héroe mundial que cambió parte de la medicina moderna y revolucionó la medicina cardíaca”, se leía en el New York Times.
Treinta años antes había tomado la decisión de viajar a los Estados Unidos para perfeccionarse. En el 66 realizó por primera vez la disección de las arterias mamarias internas. Para esta operación diseñó un estabilizador especial al que se bautizó como “Favaloro retractor“ y hoy se sigue usando en todo el mundo.
En el 71 volvió a la Argentina y continuó su tarea en asistencia médica, investigación básica, clínica y docencia.En 1992 creó el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, hoy convertida en una institución de prestigio internacional. A pesar del avance de las angioplastías, actualmente se siguen haciendo dos bypass por día en el instituto, que representan el 30% de las intervenciones cardiovasculares.
La tesis fue presentada en 1949. En el proceso de digitalización -explicaron desde el SeDiCI- se respetó el formato original (mecanografiado a máquina) y se le realizaron los correspondientes procesos tanto para su perfecta legibilidad por cualquier sistema como para su preservación digital a largo plazo.
Favaloro, en una foto de 1979. (Archivo)
En la investigación del hasta entonces estudiante Favaloro, con detalle y un estilo narrativo apasionado describe y expone sus estudios como practicante menor y mayor en las salas de guardia del Policlínico San Martín.
Favaloro, cuando recibió el premio Konex en 1993. (Archivo)
“Siempre, desde nuestras primeras armas como estudiantes de Semiología nos apasionó el abdomen con sus secretos. Quizá porque nos resultó más difícil. Auscultar tal o cual ruido pulmonar, aquel o este soplo cardíaco, después de una buena explicación, de un razonamiento lógico, no ofrecía dificultades. Pero palpar un abdomen y encontrar, por ejemplo, un bazo del cual escuchábamos decir tantas cosas, o una fosa ilíaca derecha que hacía expresar a una mano tantas maravillas, nos sorprendía. Nuestra mano, torpe, apenas si encontraba dolor o tumor”, escribe el aspirante a médico.
Ese párrafo inicia, a modo de introducción, la tesis de Favaloro, que se suicidó el 29 de julio de 2000, agobiado por las deudas de su fundación.
Flores en su fundación. Un homenaje al prestigioso médico, días después de que se quitara la vida. (Archivo)
El documento, en sus primeras páginas, incluye dos breves dedicatorias: “A mis padres, a quienes debo todo este presente tan lleno de hermosas inquietudes”. Y “a la memoria de mi abuela, Césarea R. de Raffaelli, con quien aprendí a amar hasta una pobre rama seca”.
Sencillo y humilde, el hombre que después revolucionaría la Medicina con su técnica de bypass coronario, plantea a quienes revisarían esta tesis: «Esto, es el resultado de la vida hospitalaria. Y este trabajo no es más que el fruto de las enseñanzas de mis mayores«.
El íleo: qué es el cuadro que estudió Favaloro antes de ser cardiocirujano
En 1949 no existía ningún indicio de que René Favaloro se transformaría en una eminencia de la cardiología. Ni siquiera en la tesis de doctorado que realizó en la Facultad de Ciencias Médicas de La Plata. Allí no escribió sobre el corazón ni problemas cardiológicos, sino que habló del íleo intestinal ¿De qué se trata?
Según cuenta el jefe de gastroenterología del hospital universitario de la Fundación Favaloro, Fabio Nachman, el íleo no es una enfermedad, sino un cuadro que se presenta cuando se produce un bloqueo parcial o total del intestino. Es decir que el contenido -en general la comida- no puede avanzar y queda atorado.
“Las causas pueden ser múltiples. Lo más frecuente es cuando surge en cuadros post quirúrgicos, luego de una quimioterapia, también por trastornos metabólicos (por ejemplo la baja del potasio) o por la inflamación de ganglios ocasionados por cuadros virales”, explica Nachman.
Favaloro, en una foto de 1997 (Archivo)
El íleo es un cuadro grave que requiere internación y que necesita de un manejo intrahospitalario: “Si no es tratado como corresponde, puede llevar a la muerte del paciente”, aclara el médico. El dolor es fuerte porque el contenido no puede avanzar por el intestino y eso hace que la panza se hinche, no se puedan eliminar los gases ni defecar, y también provoca vómitos de contenido intestinal, distinto al común, que tienen otro color y estructura.
“Allá por 1949, cuando Favaloro escribió esa tesis, las técnicas médicas eran diferentes, la medicina era más artesanal y contaban con menos herramientas. Para detectar el íleo dependía mucho de lo que el paciente dijera, se basaban sólo en una radiografía o en un análisis de sangre. En esa época se le colocaba suero al paciente para tratar de hidratarlo y una soga gástrica para descomprimir acumulación de líquidos. Más de una vez debieron operar un abdomen que en realidad no correspondía”, describe el especialista.
Fuente: Fabian Debesa con la colaboración de Mariano Gavira, Clarín.