Los grandes artistas de la historia siempre han estado relacionados a mecenas, coleccionistas y marchands.
Actualmente, los mayores coleccionistas del mundo son David Geffen en Nueva York, Eli Broad en Los Ángeles, Niarchos en Basilea y Francois Pinault en Francia y Venecia. Este último ha sido noticia este mes por dos motivos: al día siguiente del incendio de Notre Dame donó u$s 115 millones para su restauración y, la semana pasada, anunció que presentará un nuevo museo privado en París, en el magnífico edificio de la Bolsa de Valores de París, que fue realizado hace 130 años inspirado en el Panteón de Roma. El mismo, que fue reformado por el prestigioso arquitecto japonés Tadao Ando, será el Museo de Arte Contemporáneo de París y tendrá alrededor de 10 exposiciones al año, algunas de ellas organizadas en conjunto con el Centro Pompidou.
Las muestras tendrán un costo de u$s 200 millones de dólares y recibirán en préstamo las obras de la colección Pinault, que se estiman en unas 3000 y con un valor que supera los u$s 1500 millones. Muchas de ellas son de grandes artistas como Picasso, Miró, Koons, Richter, Hirst y Warhol, entre otros.
El conjunto de obras es el resultado del actuar de un coleccionista apasionado como lo es Francois Pinault (82), quien hace 40 años compró lo mejor del arte contemporáneo. Su origen es modesto, su padre era un campesino de Bretaña. Con 19 años participó de la guerra en Argelia, se casó en 1960 con la hija del dueño de un astillero y, a los pocos años, adquirió la empresa de su suegro y comenzó su expansión. Tiene cuatro hijos y con su segunda mujer comenzó a coleccionar. Fundamental fue su compra, en 1998, de la casa de subastas Christie’s a la que llevó a ser líder indiscutido del mercado de arte con una facturación cercana a los u$s 7.000 millones.
Un viernes de 2003, llamó a su hijo mayor, Francois Henri, le dio la llave de su despacho y le dijo que a partir del lunes él sería el responsable y director de todas las empresas de lujo del grupo, marcas muy conocidas como la Bodega Chateau Latour, Le Printemps, Gucci, Puma, Converse, Yves Saint Laurent, Alexander McQueen, Balenciaga o Bottega Veneta, además del equipo de fútbol Stade Rennais, que la semana pasada alcanzó la Copa de Francia.
François-Henri Pinault, esposo de Salma Hayek, hijo del Magnate.
El año pasado el grupo francés tuvo utilidades por u$s 2800 millones y el valor de la fortuna familiar se acercó a los u$s 35.000 millones. Con su hijo manejando las compañía, Pinault confesó que se sintió un poco deprimido y aburrido, por lo tanto se abocó a crear un museo en una vieja planta de Renault, en la Isla de Seguin a minutos de París. Pero en todas partes se cuecen habas y entre los ecologistas y los empresarios del real estate, le abortaron el proyecto luego hacer una inversión de más de u$s 24 millones y con planos listos realizados por el arquitecto japonés, su predilecto.
Tras el traspié encontró una gran solución, le compró al Agnelli y a Fiat, el Palazzo Grassi en Venecia, un edificio en mármol de 1772, en u$s 40 millones. La inauguración se realizó en 2006 con una muestra de 200 de sus obras. No conforme con esto también reabrió en 2009, luego de muchas décadas, La Dogana de Venecia, convirtiendo a Venecia en un centro de Arte Contemporáneo permanente.
Por el edificio de la Bolsa de París ha pagado a la Alcaldía la suma de u$s 17 millones, además de un alquiler anual por 50 años.
Para sus compras tiene dos asesores permanentes y cotidianamente adquiere o vende alguna obra de arte, tanto en forma privada como a través de su empresa Christie’s. Muchos son los artistas que tienen en él a su principal comprador.
Con este nuevo museo, que completa un circuito con el arte contemporáneo, la capital francesa es, sin duda, la ciudad con mayor oferta cultural del mundo.
En nuestro país el mayor apoyo a los artistas fue dado por los empresarios Amalia Lacroze de Fortabat y Carlos Pedro Blaquier. Deseamos que este nuevo museo sea el éxito que su generoso y culto creador merece.
Fuente: El Cronista