Hace algunos años el escritor Stefan Bollman publicó un libro de título sugestivo, Las mujeres que leen son peligrosas. Más allá de la ambigüedad del enunciado, el volumen contenía una cantidad de imágenes de mujeres leyendo, lo que abría muchas preguntas al respecto. Por qué las mujeres que leen son peligrosas, qué actitudes y comportamientos cambiaba en las mujeres el hecho de sumergirse en los libros. El texto, sobre todo, permitía asomarse a la prohibición de leer que muchas mujeres padecieron a lo largo de los siglos, pues para el sistema patriarcal una mujer que leía estaba más próxima a sentirse emancipada que las que no lo hacían.
En sintonía con las múltiples formas de visibilizar el comportamiento de las mujeres en relación con distintas actividades, la comunidad Entre Editores, una iniciativa impulsada por la editora Trini Vergara (una de las fundadoras de R&B Editoras), realizó una encuesta entre 5.000 mujeres del país a partir de una curiosidad básica: ¿Cómo leen las mujeres?
“Me interesó bucear en este universo desconocido para darle también a Entre Editores un proyecto este año. En 2017 fue el coloquio internacional El futuro de la edición, el año pasado la Escuela de Editores y ahora esta encuesta que nos deparó varias sorpresas”, dijo Trini Vergara.
La editora dice que siempre el mundo editorial supo que “las mujeres somos más del 60 por ciento del público lector, las que más libros compramos. Pero hacía falta saber qué leemos y cómo construimos el hábito lector”.
Con esa meta y usando la herramienta digital Google Forms se conformó un cuestionario de preguntas que dieron forma a la encuesta. Se creó un enlace digital con acceso a las mujeres encuestadas, y se viralizó a través de redes sociales, en cuentas individuales como profesionales.
La otra pata de la encuesta fueron las librerías de todo el país, tanto las independientes como las grandes cadenas, que enviaron las consultas a sus propias redes y bases de datos. Entre Editores tuvo la responsabilidad de procesar los datos.
De las primeras 100 respuestas pasaron rápidamente a 500, de allí a 1.000, y a 2.000 mujeres, y en menos de dos meses recogieron sin moverse de sus computadoras, 5.119 respuestas de mujeres que habían participado. Hubo un estímulo: un sorteo de libros entre 20 ganadoras. Algunos de los resultados que arrojó la consulta:
• Las mujeres son lectoras nocturnas. Seis de cada diez lee de noche.
• Menos de un 10 por ciento pide recomendaciones a libreros.
• Nueve de cada diez busca información en Internet, en blogs, páginas de recomendación, y por supuesto, escuchan sugerencias de amigos y familiares.
• Sobre su proceso de compra, el 51,3 por ciento contestó que lo hace en librerías, el 35 por ciento busca información en Internet y luego va a la librería, y un 13,4 por ciento ya incorporó el hábito digital y compra por Internet.
• En relación con el soporte de lectura, los datos fueron rotundos: más del 86 por ciento lee libros impresos, en tanto la lectura a través de e-books avanza a un 11,6 por ciento. Sólo un 2 por ciento lee audiolibros, que de todos modos es un segmento poco desarrollado en la Argentina.
• Las lectoras más voraces son las más jóvenes: tienen entre 18 y 25 años. Son las que leen más de 5 libros por mes: más de un libro por semana.
El segmento que más títulos consume es el que se ubica entre los 18 y 25 años.
• Casi por unanimidad las mujeres, sin distinción de edades, manifestó que el precio promedio de un libro debe estar en los 450 pesos. Un dato no menor ya que cuando se hizo la encuesta, el mercado tenía un precio promedio de más de 650 pesos para novelas y ensayos.
• Las mujeres eligen leer literatura de calidad. Vale decir, no se conforman con libros pasatistas.
Siempre han tenido una relación especial con los textos. Como señala la escritora feminista francesa Laure Adler: “Los libros no son para las mujeres un objeto como otro cualquiera. Desde los albores del cristianismo hasta hoy circula entre ellos y nosotras una corriente cálida, una afinidad secreta, una relación extraña y singular, entretejida de prohibiciones y de aprobaciones”. Adler, especialista en la historia feminista de los últimos siglos, asegura que las mujeres que leen saben que los libros enseñan que la verdadera vida no es la que viven sino que está afuera, en el espacio imaginario que media entre la lectura y el efecto que las palabras provocan en su realidad.
En suma, las mujeres que leen no se resignan a que, concluido un libro, su lectura no sedimente de algún modo en sus vidas.
Fuente: Clarín