La del libro es una de las industrias culturales argentinas emblemáticas desde el punto de vista simbólico y material, aunque hasta ahora no cuenta con una institución que se ocupe de ella, como sí ocurre en otras áreas, como el teatro, la música o el cine, que tienen entidades como el Instituto Nacional de Cine y Arte Audiovisuales o el Instituto Nacional de Teatro.
Bajo la certeza de que es necesario implementar una medida urgente y con la intención de que finalmente se institucionalicen las políticas del libro y la lectura, este lunes se presenta un proyecto que propone la creación de un organismo autárquico, el Instituto Nacional del Libro (INLA). Su tarea sería diseñar y promover políticas de estímulo y producción editorial y defender los derechos de los distintos actores que participan de la cadena del libro: autores pero también editores, libreros, distribuidores, traductores y diagramadores.
La iniciativa, sobre la que se trabajó durante un año -con aportes de los investigadores Heber Ostroviesky y Alejandro Dujovne- fue impulsada por el presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Daniel Filmus (FPV) y ya cuenta con el apoyo de los distintos bloques partidarios (UCR, partido Justicialista, Frente para la Victoria, Movimiento Evita, entre otros), además de un vasto colectivo de escritores y editores que participa de su construcción y difusión.
Entre los escritores que acompañarán el proyecto este lunes están Claudia Piñeiro, Julian López, Luisa Valenzuela y Alejandro Dolina.
El Ateneo Grand Splendid , la librería más linda del mundo está en Buenos Aires, según el National Geographic
De aprobarse el proyecto, el INLA, que funcionaría bajo la órbita de la Secretaría de Cultura del Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación, contaría con no menos del 2 por ciento del presupuesto asignado a Cultura Nación, alrededor de 100 millones de pesos anuales, si se tiene en cuenta que el presupuesto de la cartera de Pablo Avelluto este año fue de 4.973,7 millones de pesos. Fuentes de la Secretaría deslizaron que por ahora no hay una posición oficial respecto del proyecto.
Bajo el gobierno de Cambiemos se dejaron de comprar libros literarios para las escuelas, lo que anteriormente había permitido crecer a editoriales chicas -aunque también se favoreció a los allegados- y redujo el presupuesto para las compras de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, lo que también impactó sobre el sector.
El organismo tendría entre sus funciones la promoción de la circulación del libro con una perspectiva federal, para que en todo el país se pueda acceder a los libros, cosa que hoy no pasa.
Para eso se intentaría fortalecer los mecanismos de distribución y comercialización y la regulación e impulso del libro argentino más allá de las fronteras nacionales, a través de políticas de estímulo a la exportación y traducción de obras de autores argentinos. Contaría con un director nombrado por el Poder Ejecutivo y un Consejo Asesor integrado por cinco (5) escritores de reconocida trayectoria que desempeñarán su cargo ad honorem.
Este lunes a las 17 se realizará la presentación oficial en Diputados. Más tarde un panel de escritores, editores, representantes de universidades y editoriales universitarias, de la industria gráfica, sindicatos, traductores y libreros que acompañan la iniciativa -entre los que se cuentan Claudia Piñeiro, Daniel Guebel, Luisa Valenzuela, Julián López, Alejandro Dolina, Darío Sztajnszrajber, Daniel Divinsky, Carlos Díaz, Raquel Franco y Víctor Malumián- expondrán sus razones para apoyar el proyecto.
Idea. El proyecto crea una instancia de representación del Estado para proponer y diseñar políticas públicas.
Un proyecto similar fue presentado en 2006 por Jorge Coscia, quien luego sería Secretario de Cultura del gobierno de Cristina Kirchner. En ese caso, la financiación iba a contar con aportes del sector: el 1 por ciento vendría de las ventas de las editoriales; el 0,5 por ciento de las distribuidoras y el 0,5 por ciento de las librerías. Esto no cayó bien en la industria y fuentes legislativas susurran que por eso el proyecto de 2006 no prosperó.
El documento que se presentará en Diputados propone también la creación de un Observatorio del libro y la lectura que permita tener estudios estatales regulares y sistemáticos sobre la realidad del sector.
“Las políticas públicas en el ámbito del libro han sido en buena medida oscilantes y limitadas. De hecho, gran parte del declive de largo plazo de la edición argentina y de los estímulos a la lectura se explican también por la ausencia de políticas sostenidas -argumentan en el marco del documento-. Es necesario implementar políticas de Estado para generar medidas de estímulo y promoción que contrarresten los efectos económicos y culturales adversos de las sucesivas crisis sociales y, no solo condujeron al cierre de editoriales y librerías, y a la pérdida de numerosos empleos altamente calificados, sino también a una mayor concentración y extranjerización del sector editorial” , sostienen.
Convicción. Los actores de la cadena del libro argumentan que más allá de la dinámica del mercado, el libro es un bien social.
La iniciativa ya cuenta con el acompañamiento del presidente de la Comisión de Educación, José Luis Riccardo (UCR), además de los diputados Leonardo Grosso (Movimiento Evita), Victoria Donda (Somos), Daniel Arroyo (Red por Argentina), Elda Pértile y Carolina Moisés (Justicialista), Roberto Salvarezza y Pablo Carro (Frente Para la Victoria-PJ), Cecilia Moreau y José Ignacio De Mendiguren (Unidos por una Nueva Argentina, UNA), Alejandra Rodenas (Nuevo Espacio Santafesino), José Luis Ramón (Protectora), Silvana Ginocchio (Elijo Catamarca) y Mirta Pastoriza (Frente Cívico por Santiago).
Puntos de vista
Daniel Guebel, Premio Nacional de Literatura 2018
«Dejando de lado el delicado tema de si un escritor se considera un artista cuyo ser flamea en busca de la sombra o el reflejo de lo nuevo, o si se estima como un trabajador de la palabra que intenta obtener plusvalía de su esfuerzo de tipeo (ambas representaciones incompletas), la creación, existencia e insistencia de un Instituto Nacional del Libro es indispensable para la formación de políticas culturales de Estado (con las que eventualmente el escritor podrá disentir) que atiendan a la diversidad de nuestra producción cultural, a la mejoría en las condiciones de subsistencia de sus creadores, a través de políticas dirigidas a la mejoría de precios, eliminación de impuestos distorsivos y….ya me aburrí de fingirme estadista.
Daniel Guebel. Algo más que productos primarios.
La verdad es esta: no existe ni podrá existir un país que sólo sea capaz de producir para exportar productos primarios, porque eso conduce, a la larga, a la bestialidad y a la servidumbre. Lo que define a nuestra especie es la capacidad de transformar la naturaleza en cultura y la cultura es la capacidad de convertir la realidad en un mundo habitable. La realidad es pensamiento aplicado y sostenido en el tiempo, y el libro es la vía regia para su aplicación.»
Gabriela Cabezón Cámara, escritora
«Necesitamos políticas concretas que estimulen la producción de libros en la Argentina. Ese, por otra parte, es un sector de nuestra cultura muy dinámico, muy rico. En medio de esta recesión, si no hay medidas concretas de estímulo y protección de autores y editores, se vuelve imposible. El proyecto es valioso, tiene consenso y tenemos que apoyarlo.»
Gabriela Saidon, escritora
«Considero muy importante la jerarquización del libro y el compromiso del Estado que implica la creación del Instituto Nacional, en tiempos de devaluación del libro como bien intangible pero también como producto de un mercado que sigue cayendo a partir de la crisis económica que atraviesa la Argentina. Está comprobado queentidades similares funcionan bien en otros países. De todos modos, me parece que hay que seguir trabajando en dirección a considerar al escritor como trabajador, parte indispensable de la cadena de producción del libro, algo que todavía la ley no contempla y que es un reclamo que estamos haciendo desde la Unión de Escritoras y Escritores.»
Claudia Aboaf, escritora
«El libro es la herramienta más perfecta de cultura y trabajo. El movimiento feminista, a través de las ferias, y la gran demanda de textos del tema, demostró la necesidad de intercambio que existe entre lxs que escriben teoría y producción poética y ficción y lxs lectores. Los escritores somos trabajadores y con libros hay futuro».
Claudia Aboaf. El libro como herramienta de cultura y trabajo.
Cecilia Szperling, escritora
«Escritores y escritoras y nuestros libros que son nuestras obras de arte literario necesitan estructura y soporte para la circulación en el país y en el exterior. Ahora estamos desamparados. Un Instituto Nacional del Libro sería, en la plataforma de difusión y distribución de la Argentina y el mundo, una estructura de amparo y protección a los escritores y a los editores, y por supuesto a nuestras obras».
Fuente: Clarín