La nueva atracción de Manhattan se llama Gulliver’s Gate y fascina a chicos y grandes. Queda en Times Square y propone un recorrido por 25 ciudades interactivas en miniatura. Está París, Londres, Beijing, Río de Janeiro y una sorpresa oculta: un piquetesobre el Puente Avellaneda, en Buenos Aires. Mínimo, sólo perceptible para ojos atentos.
Perlita oculta. El Puente Avellaneda y una escena escondida.
La escena ocupa buena parte de la maqueta porteña donde conviven bailarines de tango, fachadas de colores en Caminito, torres de Puerto Madero… y un edificio en construcción con otra perlita escondida: un cartel con la leyenda «UOCRA presente».
UOCRA Presente. La bandera de la Unión de Obreros de la Construcción. Hay que buscarla con lupa.
En esta instalación neoyorquina donde se reproducen 50 ciudades emblemáticas en miniatura los cuadros urbanos se «activan» al accionar una llave: despegan aviones, pasa Papá Noel, pasan trenes por los túneles y navegan barquitos por los ríos.
Puesta en escena. Un grupo de manifestantes de 12 milímetros se enfrenta con policías de la misma estatura.
Desde la web alientan a los visitantes a descubrir «la gema escondida» de Buenos Aires. Se refieren al mini show de tango que se activa en Caminito, al ritmo del tango Por una cabeza, interpretado porCarlos Gardel. Pero nada cuentan de la imagen emblemática que se observa en el Puente Avellaneda: un grupo de manifestantes se enfrenta con la policía.
Buenos Aires. Iconos porteños a escala.
Mirá la escena de Caminito en NY:
Si se hace zoom se puede observar algún detalle: uno está a punto de tirar una piedra, otro se levanta la remera. Del otro lado, la formación policial.
Por una cabeza. Los mini bailarines marcan el dos por cuatro al ritmo del tango de Gardel.
Y hay más detalles: Ropa colgada en los balcones multicolores de La Boca, un asado improvisado al costado de una ruta y un vecino refrescándose dentro de una pelopincho. Los autores de la mini ciudad porteña y del resto del sector de Latinoamérica son argentinos. Desde un taller de Pilar, la familia Martínez fue seleccionada para recrear los 100 metros cuadrados que ocupa el continente en la atracción cuya inversión demandó 40 millones de dólares.
Buen pulso. El mantenimiento de cada sector requiere de 200 profesionales, entre diseñadores, modelistas y arquitectos.
El efecto del agua en las Cataratas del Iguazú, los colores de las Ruinas de San Ignacio, un pueblo típico de pescadores, el río Amazonas, un campo en plena actividad de cosecha de maiz, un tractor en plena tarea. Todas las postales argentinas en una escala minúscula.
Con lupa. Cada mini personaje está pintado a mano.
Los Martínez son papá Ricardo y cuatro hijos, Ricardo Jr., Jorge, Peter y Gabriela. Desde 1985 trabajan juntos en la empresa de maquetas Samtrains (South American Models), especializada en trenes.
«Tuvimos suerte. Le escribimos al CEO de la empresa y después de varios intercambios nos vino a visitar. Le gustó cómo trabajamos y nos encargó la maqueta de América Latina», cuenta Jorge. Después de un año de trabajo meticuloso, las montañas, barcos, edificios y cataratas llegaron embaladas a Nueva York.
El mundo a sus pies. En la atracción hay talleres de impresión en 3D.
También llegó intacto el Canal de Panamá con sus exclusas y compuertas que retienen el agua, el volcán Arenal de Costa Rica, las favelas, el Pan de Azúcar, el Cristo Redentor y el carnaval de Río.
En obra. Los maquetistas en acción.
Además de buen pulso para componer personajes de 12 milímetros, los Martínez contaron con dispositivos y tecnología que aplicaron en las escenas latinoamericanas. Señales que activan luces o encienden helicópteros, leds y sistemas que monitorean que el puente levadizo de México suba o baje, por ejemplo.
Ciudades en movimiento. Al activar los sensores se encienden luces, despegan aviones o se activan escenas específicas.
«Somos autodidactas», confiesan los Martínez, que ahora trabajan contra reloj para un encargo de una atracción que se instalará en Alemania.
Caminito. Miles de detalles para descubrir en el corazón de La Boca.
«Cuando Michael Langer (CEO de Gulliver’s Gate) nos aprobó el diseño no dudamos en identificar a Buenos Aires con el tango, pero lamentablemente las manifestaciones urbanas también forman parte de nuestra idiosincracia, como el tango y el asado. Así que las incluimos», señalan los Martínez.
Llave en mano. Niña lista para dejarse sorprender frente al puente de Brooklyn.
¿El mayor desafío para diseñar ciudades en miniatura? «Las cuestiones técnicas, la complejidad de los mecanismos y los sistemas computarizados», explican. En tanto, miles de turistas de todo el mundo quedan fascinados con el mini show de tango que se enciende en Caminito. Pero no todos perciben el detalle sutil que identifica ellado B de Buenos Aires.
Fuente: Clarín