A lo largo del Pleistoceno final -división de la escala temporal geológica que pertenece al período Cuaternario- se produjo una extinción masiva de grandes animales (que alcanzó entre el 35% y el 90% de las especies) en todos los continentes, salvo en África, donde la velocidad fue más moderada.
Las razones dadas por los investigadores para esas desapariciones incluyen el cambio climático y en menor medida, la intervención humana. Sin embargo, gracias a una excavación en el Partido de Olavarría, un grupo de científicos argentinos precisó el rol fundamental que tuvo la llegada del homo sapiens en la extinción de la fauna gigante Sudamericana.
Vista aérea del Campo Laborde, a orillas del arroyo Tapalqué, en el Partido de Olavarría
Los nuevos datos, publicados en Science Advances, ofrecen pruebas definitivas de la caza y el procesamiento del perezoso gigante (Megatherium americanum) hace 12.600 años y cuestionan interpretaciones previas de que algunos mega mamíferos del Pleistoceno (comenzado hace cerca de 2,6 millones de años y culminado hace unos 12 mil años) sobrevivieron hasta el Holoceno, donde la temperatura se hizo más suave y distintos casquetes glaciares desaparecieron o perdieron volumen.
Herramientas de piedra encontradas en Campo Laborde
En el Nuevo Mundo, las causas y la dinámica de las extinciones fueron difíciles de dilucidar porque coincidieron con los cambios climáticos del Pleistoceno final y con la invasión de un nuevo depredador: el Homo sapiens. La hipótesis más probable para arqueólogos y paleontólogos era que los pastizales pampeanos habían servido de refugio para los herbívoros gigantes, hasta hace unos 7 y 8 mil años atrás y que las poblaciones indígenas no los habían cazado exhaustivamente.
Hueso del megaterio en el sitio Campo Laborde.
“Ahora sabemos que esto no fue así. Estos animales soportaron una gran cantidad de cambios climáticos en la región pero no estaban preparados para enfrentar la llegada de un nuevo depredador como el Homo sapiens. Luego de unos 1.500 años de la llegada de estos cazadores se extinguieron los grandes mamíferos del Pleistoceno, como fue el megaterio. Esto implica que su desaparición ocurrió entre 5 mil y 6 mil años antes de lo que creíamos”, explica Gustavo Politis, profesor Titular en UNICEN y UNLP, Investigador Superior del Conicet.
Cuchillo de piedra partido
La comprensión de esta extinción en Sudamérica, tanto en arqueología como en paleontología, ha sufrido el escaso control cronológico para la desaparición de los taxones de la megafauna, así como datos sobre el alcance de su superposición temporal y las interacciones con los humanos.
Las excavaciones fueron realizadas en el sitio conocido como Campo Laborde, a orillas del arroyo Tapalqué, en el Partido de Olavarría bajo la dirección de Politis y del Dr.Pablo Messineo, investigador Adjunto del CONICET y Profesor de la UNICEN.
Se trata del único sitio en América donde se documentó que los grupos indígenas antiguos cazaron este perezoso terrestre gigante. Los resultados obtenidos permiten evaluar cuál fue el rol de los grupos cazadores en la extinción de la fauna gigante Sudamericana.
“Lo que ofrece este lugar es una foto imaginaria de un evento corto y puntual que ocurrió al borde de un pantano. En aquel sitio, varios cazadores probablemente rodearon a un megaterio terrestre gigante, que medía 6 metros y pesaba unas 4 toneladas y que podría haber sido uno de los últimos representantes de su especie. En este sitio pudimos recoger huesos con marcas de cortes, lo que demuestra que las partes del animal fueron descarnadas para llevar la carne a otro lado, probablemente a un campamento. También hallamos fragmentos de cuchillos de piedra y la base de una punta de proyectil de cuarcita”, detalla Politis.
Para verificar las fechas se utilizó un set de dataciones de Carbono 14, desarrollando un método más precisos para la extracción del colágeno de los huesos del megaterio, se pudo obtener información original y de alta calidad con relación al impacto directo de los grupos humanos sobre la especie encontrada en particular y sobre los mamíferos gigantes en general. Este análisis fue realizado en los Estados Unidos por los otros dos co-autores del trabajo los Drs. Tom Stafford y la Dra. Emily Lindsey
La Prueba del Carbono 14 (C-14) se utiliza para determinar la antigüedad de alguna muestra biológica. El C-14 se origina en la atmósfera superior de la Tierra debido a la acción de los rayos cósmicos sobre los átomos de nitrógeno. Una vez formados dan lugar a dióxido de carbono, que es absorbido por las plantas, que a su vez, fueron ingeridas por estos animales. Cuando un organismo deja de asimilar el dióxido de carbono, comienza a degradarse. A partir de este momento, es posible determinar cuál es su antigüedad.
Fuente: Clarín