Los cuadros pertenecen a un coleccionista privado con interés en vender esas obras fuera del país. Sin embargo, de acuerdo una normativa que entró en vigencia el año pasado, existe un procedimiento para que este tipo de piezas de alto valor artístico se subasten y puedan encontrar un comprador local antes de que traspasen las fronteras.
Tituladas como «Nympheas», el cuadro en venta de Monet con mayor antigüedad data de 1904, tiene una dimensión de 90 por 92cm y está tasado a un valor de USD 50 millones. La otra pintura de la serie está fechada en 1908, sus dimensiones son de 90,2 por 87,6cm y su precio está valuado en USD 42 millones. Ambos pertenecen al último período de la obra de Monet, cuando el autor se instaló con su familia en una finca en Giverny e hizo mundialmente famosos a sus icónicos jardines.
Las dos piezas restantes son Nature morte a la cruche bleu («Naturaleza muerta con jarra azul»), de Maurice De Vlaminck, y Les Andelys Port Morin (El puerto Morín de Andelys), de Paul Signac. Ambos datan de 1906 y 1886 y están valuados en 5 y 3,5 millones de dólares, respectivamente.
Según indica el texto de la convocatoria pública, el estado de conservación de las pinturas es «bueno«. La recepción de las ofertas se realizarán ante la Dirección Nacional de Bienes y Sitios culturales, ubicada en avenida Alvear 1690, en la Ciudad de Buenos de Aires.
«El arte impresionista es un producto finito. Es un notición para el mercado del arte que haya en el país una obra paradigmática de orden internacional y que podría estar en los museos de Louvre o D’Orsay», consideró a Infobae Florencia Agra, quien tiene más de 10 años de experiencias en remates de obras artísticas y es docente en la Universidad del Salvador (USAL) en las materias de Tasación de Bienes e Historia del Arte.
Una obra única que podría ser vendida al exterior
La subasta de los cuadros de Claude Monet se produce tras los cambios regulatorios que impulsó el gobierno nacional con el decreto de necesidad y urgencia (DNU) de «desburocratización del Estado», que suprimió y simplificó los trámites en distintas actividades comerciales, entre ellas la de «circulación internacional de obras de arte».
La subasta se regirá en los términos de ese DNU (la Ley 27.444), que fijó un mecanismo para aquellas obras de arte que sean «exportadas», es decir, adquiridas por personas jurídicas o físicas de origen extranjero.
Para la especialista en coleccionismo Daniela de la Rez, licenciada en Gestión e Historia del Arte por la USAL, el propietario de las pinturas de de Monet «está intentando sacarlas del país para venderlas en el exterior«. Es decir, ya existe un comprador extranjero que ofertó el valor sugerido en la subasta.
Antes de la sanción del DNU de desburocratización, un artista, galerista o turista debía afrontar un complejo papelerío para trasladar al exterior un objeto de arte. Una vez iniciado el trámite, debían pasar 72 horas para contar con la aprobación de Aduana. Aquella burocracia era una fuente de quejas y reclamos de los operadores del sector.
Pero eso ahora cambió. Cuando el comprador es no residente, el procedimiento consiste en completar un «aviso de exportación» a través de la web Trámites a Distancia (TAD). Esto aplica para las obras de artistas vivos o fallecidos hace 50 años. Se trata de una documentación sencilla a presentar ante las autoridades aduaneras en caso si estas lo requieran.
Sin embargo, en obras como las de Monet o Signac, donde los autores -sean conocidos o desconocidos, nacionales o extranjeros- fallecieron hace más de 50 años, se debe solicitar una «licencia de exportación«. Ante estos casos, un consejo de expertos está facultado para frenar una operación de venta al exterior y disparar una subasta para evaluar si existe «un interés de compra de parte del Estado nacional o de terceros residentes argentinos».
El objetivo apunta a que el patrimonio artístico, aunque pertenezca a coleccionistas privados, quede dentro de las fronteras argentinas.
«Si nadie ofrece el monto de la subasta, la obra podrá salir del país. Pero si alguien la compra, la obra se queda, lo cual es una buena opción porque se puede prestar para exposiciones temporales o museos», indicó De la Rez.
El criterio artístico para lanzar estos llamados es evaluado por un consejo consultivo integrado por representantes de la secretaría de Cultura, el Museo Nacional de Bellas Artes, la Academia Nacional de Bellas Artes, la Administración General de Aduanas, el Fondo Nacional de las Artes, la Dirección de Asuntos Culturales de Cancillería y el Archivo General de la Nación.
Una ruptura en el mundo del arte
Claude Monet es uno de los padres fundadores del movimiento impresionista, uno de los hitos fundamentales del arte plástico. Las piezas artísticas que se subastarán en la Ciudad de Buenos Aires forman parte de ese patrimonio histórico y cultural, cuya obra más representativa está expuesta en París, en el Museo de la Orangerie de las Tullerías.
La obra de las «nenúfares» se inscribe en un contexto de auge de las teorías del color y del espectro lumínico. Artistas plásticos como el pintor francés pero también intelectuales de la talla del alemán Johann Wolfgang von Goethe se vieron inspirados en su trabajo por el desarrollo de estos conocimientos.
«El impresionismo es la primera gran ruptura en el movimiento pictórico. Es autorreflexivo, piensa sobre la forma de pintar en sí misma. A los impresionistas no les interesa contar ninguna historia, sino cómo impacta la luz en la realidad o en la naturaleza, como es el caso de Monet», señaló a Infobae Rosana Leonardi, licenciada en Artes y profesora de la cátedra Historia de la Cultura 1 de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref).
«Monet se hace construir un estanque para observar los nenúfares. Estas pinturas no sólo son importantes para la historia del arte sino que llevan esta idea poética del artista que contempla y se regocija con la naturaleza. Para algunos, las Nenúfares serían el preanuncio del arte abstracto. La obra de Monet es un antes y un después», precisó Leonardi.
Según Florencia Agra, a comienzos de siglo XX, una de las tendencias de las clases adineradas del país fue comprar este tipo de arte como forma de aumentar su patrimonio. Buscaban, además, marcar un estatus social y mostrarse como vanguardistas. Con el paso del tiempo, las colecciones impresionistas fueron desapareciendo ya que paulatinamente se vendieron hasta la década del cincuenta.
«Hace muchos años que no se vende una obra impresionista en el país. No conozco antecedentes recientes sobre una venta pública de esta envergadura», afirmó la experta.
Dónde y cómo sigue la subasta
Cada oferta podrá ser presentada en un sobre cerrado de color blanco en un plazo de 30 días hábiles ante la oficina de Coordinación de Gestión Documental, dependiente de la Secretaría de Cultura, en avenida Alvear 1690. La adjudicación se realizará en los tres días hábiles siguientes, una vez finalizado el plazo de la convocatoria.
De acuerdo a las bases de la subasta, se otorgará la prioridad de adquisición para quien oferte el precio más alto. En caso de haber dos ofertas iguales, se elegirá la que se haya formulado primero y si no hubiera ninguna, se expedirá sin más trámite la licencia de exportación para que sea vendida en el exterior, según se desprende del aviso difundido por Claudia Cabouli, titular de la Dirección nacional de Bienes y Sitios culturales.
Fuente: Infobae