En una época se pensó que la Luna era una roca árida y que el agua se acumulaba en depósitos de hielo puro en varios cráteres polares con sombra permanente. Y aunque desde finales de la década pasada se sabe con certeza de la existencia de líquido en el astro, una investigación reciente indica que los granos de la superficie lunar, en la cara diurna, contienen pequeñas moléculas de oxidano que migran dependiendo de la temperatura de la superficie. En otras palabras, pequeños fragmentos de agua en movimiento.
La superficie de la luna, con una imagen satelital.
Los datos del orbitador lunar de la NASA LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) demuestran que las moléculas de agua lunares pueden adherirse a granos de la superficie por la noche y durante gran parte del día, y luego desplazarse cuando la temperatura alcanza su máximo al mediodía. La información surge de una nueva investigación dirigida por Amanda Hendrix, científica principal del Instituto de Ciencia Planetaria de los Estados Unidos.
Esto se debe a que el agua está ligada a los productos químicos dentro del suelo lunar la mayor parte del tiempo, pero durante el mediodía, donde las temperaturas pueden alcanzar los 127 ° C, se libera del suelo. Entonces es atraída a la siguiente región fría donde se enlaza nuevamente con la superficie.
Los pormenores de este descubrimiento fueron publicados en Geophysical Research Letters. Allí se describe cómo las mediciones del instrumento LAMP (Lyman Alpha Mapping Project) de la capa dispersa de moléculas temporalmente adheridas a la superficie, ayudaron a caracterizar los cambios en la hidratación lunar en el transcurso de un día.
“Estos resultados ayudan a comprender el ciclo del agua lunar y, en última instancia, nos ayudarán a conocer la accesibilidad del agua que pueda ser utilizada por los humanos en misiones futuras a la Luna. El agua lunar puede ser utilizada potencialmente por los seres humanos para producir combustible o para el blindaje de radiación o la gestión térmica; si no es necesario enviar estos materiales desde la Tierra, eso hace que estas futuras misiones sean más asequibles”, explica Hendrix.
Otro de los que había realizado experimentos con muestras de agua lunar recolectadas por las misiones Apolo fue Michael Poston ,de SwRI, ahora científico investigador del equipo LAMP. Esta investigación reveló la cantidad de energía necesaria para eliminar las moléculas de agua de los materiales lunares, lo que ayuda a los científicos a comprender cómo el agua está ligada a los materiales de la superficie.
Los resultados sirven para comprender el ciclo del agua luna.
«La hidratación lunar es difícil de medir desde la órbita, debido a la forma compleja en que la luz se refleja en la superficie lunar. Investigaciones anteriores informaron cantidades de moléculas de agua saltando que eran demasiado grandes para explicar con procesos físicos conocidos. Estoy entusiasmado con estos últimos resultados porque la cantidad de agua interpretada aquí es consistente con lo que las mediciones de laboratorio indican que es posible«, sostuvo Poston en un comunicado.
Una de las hipótesis más aceptadas sostiene que el agua procede de la interacción del regolito con el viento solar y, aunque se trata de un fenómeno muy interesante, se encuentra en forma gaseosa y en cantidades insignificantes.
También se cree que la Luna ha sufrido cambios en la inclinación de su eje de rotación que habrían destruido parte de sus depósitos de hielo originales Teniendo esto en cuenta, cuando la Luna pasa por detrás de la Tierra y está protegida del viento solar, la «espita de agua» debería apagarse.
Sin embargo, el agua observada por LAMP no disminuye cuando la Luna está protegida por la Tierra y la región influenciada por su campo magnético, lo que sugiere que el agua se acumula con el tiempo, en lugar de «llover» directamente desde el viento solar.
Fuente: Clarín