El actor chileno cuenta la exhaustiva preparación para interpretar a su personaje en la nueva ficción de época de Pol-ka, y revela las claves para abordar las escenas de violencia. «Todo se habla antes de grabar», asegura
—Qué pinta tenían los villanos de los años ’30…
—¿Viste? Y eran malísimos… Pero con argumentos.
—¿Por qué?
—Porque con este personaje armé una estructura moral que lo sostiene: no es un perverso y siniestro porque sí. Desde algún lugar retorcido está haciendo justicia y busca el bien… Para él. Esto hace que sus acciones tengan que ver con algo. Es un tipo que le robaba a un ladrón y le cortaba un dedo con sus adminículos (muestra la daga que esconde en su bastón), que son como licencias que nos tomamos, y permiten que el personaje tenga matices y registros que lo hacen entretenido para jugar.
Benjamín Vicuña ya está en la piel de Torcuato Ferreyra, el personaje que interpreta en Argentina, Tierra de Amor y Venganza, la nueva ficción de Pol-ka que se estrenó este lunes a las 22 por la pantalla de El Trece. De traje gris y chaleco a tono, corbata a rayas, reloj de bolsillo, galera y bastón, está sentado en el sillón de la mansión montada en los estudios de la productora: los equipos de arte y técnica recrearon ambientes de la década del ’30, donde transcurre la historia, en una superficie de 1200 metros cuadrados.
«Hubo toda una investigación de parte de los autores y del equipo de arte y dirección. También, antes de arrancar a grabar, hubo una bajada de línea de diferentes temas que nos preocupaban y vimos películas de aquellos años para contagiarnos sobre aquel imaginario», cuenta el actor chileno sobre la exhaustiva preparación para realizar una ficción de época, una apuesta diferente en la televisión argentina y que cuenta con un presupuesto poco habitual para la situación económica que transita el país.
Respecto al trabajo que él tuvo que hacer para encarnar al villano de la novela, en la que también actúa su pareja en la vida real, Eugenia la China Suárez, revela: «Lo más interesante e importante para ponerme en la piel de mi personaje, más allá de las referencias o de las citas que yo tenga sobre aquellos años, fue justamente soltar esas referencias y darle naturalidad. Alejarme de la cosa teatral encartonada y poder tener una frescura y algo contemporáneo de la época para no parecer señores disfrazados que están aprendiendo textos repetidos. Hemos hecho un esfuerzo manteniendo las formas, por supuesto».
Lejos de ver su trabajo contrariado por la distancia con la época en la que vivió su personaje, el chileno se ampara en las particularidades que comparten, principalmente en el hecho de que ambos viven en la Argentina pero se criaron en otro país. Además, no se sonroja al admitir que, en el fondo, le gusta hacer del villano de la novela. «Y este es malo en serio», aclara.
«Esos años siempre me llamaron la atención y he hecho varias cosas de época. Hice Sitiados, sobre la Conquista Chilena, así que me fui para 1590, después hice cosas de los 70, de la dictadura en Chile. También hice de Manuel Rodríguez Erdoíza, que sería como el San Martín chileno. Así que he tenido la oportunidad de viajar en el tiempo y es algo que me apasiona mucho. Me permite acceder a un imaginario que me despega del Benjamín del presente», confiesa el actor, que los fines de semana se sube al escenario del Teatro Picadero con la obra Terapia Amorosa.
En la presentación de la novela, que se realizó con todos los integrantes del elenco, se los vio a Vicuña y a la China Suárez divirtiéndose con las cámaras, entre charlas y risas. Pero, si bien ya han compartido elenco en las películas El Hilo Rojo y Los Padecientes, esta es la primera vez que no hacen de pareja en la ficción. Las historias de sus personajes son paralelas y ellos admiten que por ese motivo no pasan mucho tiempo juntos durante las extensas jornadas de grabación.
«Está buenísimo que eso suceda, lo veo súper orgánico. Con la China sentimos que teníamos que hacer esto hoy. Tuve un 2018 viajando mucho, casi la mitad del año yendo y viniendo de España (por su participación en la serie Vis a Vis). Entonces esto me sirve para anclar y estar más tranquilo», dice Vicuña, en referencia a la dinámica con su pareja a la hora de trabajar juntos. Además, a veces llevan a las grabaciones a su pequeña hija, Magnolia, aunque en otras ocasiones lo evitan porque hay algunas escenas violentas. Pero como viven cerca de los estudios, también pueden regresar a su hogar para comer y luego vuelven a viajar en el tiempo hasta los años ’30.
Precisamente, el personaje de Vicuña protagoniza algunas escenas fuertes con mujeres, sobre todo con Lucía Morel, interpretada por Delfina Chaves. Sobre el trabajo en esas circunstancias, revela: «Es cierto, tengo varias escenas fuertes. Todo se habla con los directores y con los otros actores previamente. Somos todos actores profesionales y eso se sabe».
Y concluye, antes de sacar la daga de su bastón para dar por concluida la nota: «Desde Farsantes que no estaba en Pol-ka y la verdad que es una familia alucinante, con gente muy piola. Están todos muy motivados por sacar un buen producto y eso se va a notar después».
Fuente: Pablo Riggio, Infobae.