Las cinco autoras más leídas en la Argentina son la británica JK Rowling, creadora de Harry Potter; la chilena Isabel Allende; Ana Frank, la niña alemana de familia judía que legó su diario antes de morir en el campo de concentración de Bergen-Belsen en 1945; la novelista británica Jane Austen; y la argentina Florencia Bonelli. La lista surge de una red internacional de lectores que armó el ranking de las creadoras que más seducen a los lectores nacionales. Sin embargo, dos escritoras que además son académicas, una periodista y una librera analizan esa lista y responden: ¿hay una literatura de mujeres, para mujeres, sobre mujeres?
Florencia Bonelli. La escritora argentina mejor rankeada. / Constanza Niscovolos
“Esa discusión nunca termina de zanjarse”, ataja María Rosa Lojo, multipremiada escritora, autora de nueve novelas, tres libros de poesía y gran cantidad de ensayos y estudios críticos. Lojo fue investigadora del Conicet hasta el año pasado y académica de renombre. No es la primera vez que responde a esta pregunta. Ahora lo hace por Whatsapp y correo desde China, en medio de un viaje que mezcla trabajo con turismo: “Personalmente, creo muy difícil especificar de manera convincente rasgos formales que definirían una posición femenina frente a una masculina en la escritura. Claro que hay miradas que se hacen más o menos cargo de una situación de género”, señala.
“Esa discusión nunca termina de zanjarse”, ataja María Rosa Lojo, multipremiada escritora, autora de nueve novelas, tres libros de poesía y gran cantidad de ensayos y estudios críticos. / Lucia Merle
Según la comunidad virtual de lectores Alibrate, la lista de las diez escritoras preferidas por los argentinos se completa con Suzanne Collins, Cassandra Clare, Agatha Christie, Veronica Roth y Paula Hawkins. Eso revelan las opiniones de sus más de 120 mil usuarios que intercambian comentarios y reseñas de más de un millón y medio de libros en las bibliotecas de cada participante de Alibrate construye a partir de sus lecturas.
“No es mi lista –dice la escritora Gloria Peirano–. Entiendo que existe una literatura, una dimensión literaria. No distingo entre una literatura denominada femenina y otra masculina. Siempre leí a narradoras y poetas, me interesan mucho, me atraen. Lo que me atrae es lo específicamente literario, que puede sobrevolar, contener, y transformar cualquier temática”. Peirano presentará su última novela La ruta de los hospitales el 27 de marzo a las 18.30 en Libros del Pasaje y responde las preguntas de Clarín desde su casa de Palermo.
“No es mi lista», dice la escritora Gloria Peirano.
Antes de La ruta de los hospitales (ganadora del Segundo Premio de Novela del Concurso de Letras organizado por el Fondo Nacional de las Artes), Peirano hizo otras cosas. Por un lado, una larga carrera académica centrada en la sintaxis: dio clases en la facultad de Filosofía y Letras de UBA y ahora lo hace en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Dice que «el conocimiento de la sintaxis de una lengua ayuda a escribir». Y en su caso se confirma porque, por otra parte, es autora de las novelas Las escenas vacías y Miramar (que está en proceso de adaptación al cine). Si tuviera que elegir a sus autoras preferidas, ella enumera a Dorris Lessing, Flannery O’Connor, Virginia Woolf, Edith Warthon, Emily Dickinson, Sharon Olds, Alfonsina Storni. Silvina Ocampo, Sara Gallardo, Diana Bellesi… “Son muchas, nombro algunas que me marcaron hace un tiempo”, aclara.
“A las mujeres les cuesta más hacerse un espacio en cualquier ámbito laboral o profesional. Además, de la escritura no se vive, en general. De modo que las mujeres deben combinar una multitud de tareas, que muchas veces incluyen un trabajo remunerado, la maternidad y la escritura”, dice cuando se le pregunta si es más difícil ser escritora de lo que es ser escritor. También Lojo lo cree. Y cuenta este recuerdo: “Cuando empecé, ya hace muchos años, mi tarea de rescate de las escritoras argentinas del siglo XIX, como co-fundadoras de una literatura nacional, no faltó un periodista cultural que me preguntase si yo pretendía ponerlas «en el lugar de Sarmiento». Mi intención por cierto, no era ni es desplazar a Sarmiento de un lugar que nadie le disputa, sino visibilizarlas exactamente donde estaban y donde Sarmiento (mucho más progresista que algunos contemporáneos nuestros) quería que estuviesen: esto es, a su lado”.
“A las mujeres les cuesta más hacerse un espacio en cualquier ámbito laboral o profesional», dice Gloria Peirano, autora de La ruta de los hospitales.
Autora de verdaderos best sellers como La princesa federal (de 1998) y La pasión de los nómades (de 1994), Lojo habla claro: “Tanto en lo personal como en lo que hace al recorrido histórico de las mujeres escritoras, percibo que somos más fácilmente estereotipables que los varones. Por ejemplo, si una mujer escribe hoy en la Argentina novelas históricas, es muy probable que se piense indefectiblemente en ellas también como novelas románticas, por el hecho de que muchas mujeres hacen ese tipo de novela y porque hay una relación temática de equivalencias secularmente establecidas entre la «mujer» y el «amor». Sin embargo, tal como otras colegas, escribo, entre otras clases de textos, ficciones históricas que no son tipificables como novelas románticas. Y que tampoco son tipificables como novelas «no literarias» por el hecho de que sean históricas. De esos prejuicios y clichés me siento a veces víctima aún hoy día. Y no necesariamente son los varones los que los tienen y los expresan”.
Reconocida por los lectores y por los críticos, Lojo recibió el año pasado el Gran Premio de Honor de la SADE, que se otorga a una trayectoria, “y que está rompiendo en los últimos años con una tradición bien masculina”, dice y agradece. Y si se le pregunta si tiene más seguidoras que seguidores, dice que no: “Si veo la prensa cultural y los estudios que se han hecho sobre mis libros, no solo son mujeres, para nada. Dentro del campo académico puedo destacar, como los críticos que con más continuidad y solvencia se han dedicado a trabajar sobre mi obra a una mujer: Marcela Crespo (investigadora del Conicet, la UBA y la USAL) y a un varón: Antonio Esteves (de la Universidad Estadual Paulista, Brasil). Tuve entusiastas editores y traductores masculinos de mis libros también. Y a menudo se me cruzan varones con un libro mío en la mano para que lo dedique, en actos y conferencias. Sería muy injusta si dijera que el público lector masculino, especializado o no, me menosprecia por razones de género”.
«Sería muy injusta si dijera que el público lector masculino, especializado o no, me menosprecia por razones de género”, dice Maria Rosa Lojo. Foto Diego Diaz.
Ana Correa puede coincidir con Lojo en eso: hay varones que leen a mujeres y es algo que crece cada vez. Abogada, conocida especialista en prensa y comunicación política y una de las organizadoras de Ni una menos, lo ejemplifica en primera persona: “Varias veces me ha pasado de llevar a Notas al pie, el programa de radio que conducimos con Gonzalo Heredia, libros de autoras que comento y que él inmediatamente se entusiasme y quiera leerlas”. El ciclo va por su segunda temporada, sale una vez por semana por Radio Cultura y propone comentar y compartir lecturas además de invitados. E invitadas, porque las mujeres son protagonistas. “Invitamos muchísimas escritoras sencillamente porque nos gustan y no porque nos los propongamos. Creo que estamos en un buen momento en lo que refiere a la visibilización del trabajo de las autoras y me parece que se debe a la enorme generosidad de las más populares que abren oportunidades a las otras. Pienso en Claudia Piñeiro, en María Moreno, en Florencia Etcheves, en Gabriela Cabezón Cámara”, dice.
Ana Correa reconoce que hace falta más. “Si creo que puede haber autoras que cobran menos que sus pares varones».
Con todo, Correa reconoce que hace falta más. “Si creo que puede haber autoras que cobran menos que sus pares varones e incluso puedo marcar como problema la falta de imaginación de algunos organizadores de festivales literarios y ferias que insisten en poner a las autoras a hablar de literatura de género exclusivamente: nuestro reclamo es que las mujeres participen de todas las mesas: las de policial, las de ensayo y todas las que haya en lugar de juntarlas como un gueto para hablar entre ellas”, agrega. Por eso, ella no arma un ranking de sus autoras preferidas “porque implicaría poner a unas por sobre las otras”, explica y menciona a Simone de Beauvoir “todos sus libros, no solo El segundo sexo”; Virginia Woolf “súper interesante para conocer”; Clarice Lispector y, dentro de las argentinas, Sara Gallardo “una autora imprescindibles”; Claudia Piñeiro, Gabriela Cabezón Cámara, María Moreno, “me parece importantisimo leerla”. Y se guarda una última sugerencia: “Quiero recomendar un libro de un hombre porque es muy feminista –dice para romper con los estereotipos en todas las direcciones– Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra de John Irving”.
Leila Torres es encargada de la librería El Aleph de Recoleta desde que abrió ese local sobre la avenida Santa Fe. Su lista de autoras preferidas no coincide con la de Alibrate. Rodeada de libros, enumera para Clarín a Gioconda Belli, Vlady Kociancich, Angélica Gorodischer y Silvina Ocampo aunque podría sumar varias más. Estudiante de la UBA y lectora devota, puesta a sacar cuentas dice que las escritoras señaladas por la comunidad virtual de lectores se refleja con exactitud en las ventas de los últimos meses: “Se venden mucho y son elegidas por un amplio rango etario. Florencia Bonelli, por mencionar a la argentina de ese ranking, es una de las autoras más reconocidas de novela romántica y es una temática que siempre se mantuvo en las preferencias al momento de comprar. Con Ana Frank, por su parte, es distinto: muchos acuden a ese libro para leerlo por curiosidad sobre la época o porque lo piden en la escuela”.
De todos modos, a Leila Torres le parece que en el listado faltan autoras que son muy pedidas: “Todo el año pasado y lo que va del verano, las novelas y ensayos feministas tuvieron un lugar destacado en las ventas. Putita golosa de la periodista Luciana Peker fue un libro muy requerido al extremo que se agotó (algo poco frecuente). Lo mismo pasó con Por que volvías cada verano, de la periodista y escritora Belén López Peiró. Recuerdo que pedí cinco a la editorial y se agotó el stock en el día. Luego, en menor medida, se empezó a pedir mucho La hermana menor de Mariana Enriquez, libros de Samanta Schweblin”.
«Son varios los casos de hombres que leen a mujeres y lo veo a diario: compran obras de Claudia Piñeiro hasta Silvina Ocampo, incluyendo a Flannery O’Connor», dice Leila Torres, encargada de la librería El Aleph.
–¿Es cierto que las mujeres leen mayoritariamente a las escritoras?
–Para mi es un mito. Harry Potter, por ejemplo, es leído tanto por hombres como por mujeres. La literatura no debería estar condicionada por el género de quien escribe o de quien lee. Son varios los casos de hombres que leen a mujeres y lo veo a diario: compran obras de Claudia Piñeiro hasta Silvina Ocampo, incluyendo a Flannery O’Connor. Es cierto que, hasta ahora, todos los hombres que me pidieron un libro de Florencia Bonelli iban a regalárselo a una mujer. Porque es cierto que todo mito tiene parte de realidad. Pero yo misma tengo amigos que hasta el año pasado solo tenían hombres en su biblioteca y, por suerte, eso ahora está cambiando.
Fuente: Clarín