¿Qué es la realidad? ¿ Cómo la definimos? ¿Cuántas realidades hay? ¿Cada quien tiene su propia realidad? La respuesta a estas preguntas que vienen desde hace 100 años con el debate entre Niels Bohr y Albert Einstein parecen haber aparecido de manera contundente a través de un estudio que sugiere que la naturaleza de la realidad no es objetiva, sino que depende de quién está mirando.
El trabajo se basa en experimentos de pensamiento sobre la naturaleza de la mecánica cuántica, pero ésta es la primera vez que se realiza en un laboratorio, con implicaciones potencialmente profundas. «Estoy muy emocionado por ello», señaló el teórico Carlo Rovelli de la Universidad Aix-Marseille en Francia a la revista NewScientist.
Albert Einstein debatió estos temas hace años. (Foto: AP)
El equipo de investigadores de la Heriot-Watt University (Reino Unido), liderado por Alessandro Fedrizzi, publicó sus resultados hace unas semanas en Arxiv.org, planteando profundas implicaciones sobre nuestra percepción de «lo que es real».
Según plantean los especialistas: «El método científico se basa en hechos, establecidos mediante mediciones repetidas y acordadas universalmente, independientemente de quién las haya observado. En la mecánica cuántica, la objetividad de las observaciones no es tan clara».
El trabajo plantea profundas implicaciones sobre nuestra percepción de «lo que es real».
El experimento involucró a cuatro observadores: Alice, su amiga Amy, Bob y su amigo Brian. El trabajo comienza con Amy y Brian dentro de sus respectivos laboratorios. Una fuente central fuera de ambos laboratorios crea un par de fotones vinculados por entrelazamiento cuántico, enviando uno a Amy y Brian.
Amy crea otro par de fotones entrelazados: un fotón de sistema y un fotón de prueba. Amy usa el fotón de prueba para medir el estado del fotón original desde fuera del laboratorio, y el resultado se imprime en el fotón del sistema a través del entrelazamiento cuántico. En experimentos de pensamiento, la medida de Amy se almacena en su memoria. En el experimento real, se almacena en el fotón del sistema, lo que lo convierte en el «observador».
«En la mecánica cuántica, la objetividad de las observaciones no es tan clara», afirman los investigadores.
Una vez que Amy ha realizado sus mediciones, envía los fotones originales y del sistema fuera del laboratorio a Alice. Puede medir directamente el fotón del sistema, que es similar a solo preguntarle a Amy lo que midió (el resultado A0), o Alice puede dejar que los dos fotones interfieran de forma mecánica cuántica, estableciendo su propio hecho sin preguntarle a Amy (el resultado A1).
Mientras tanto, Brian hace exactamente lo mismo que Amy con el otro fotón original, y Bob, que está fuera del laboratorio de Brian, toma decisiones similares a las de Alice para obtener el resultado de Brian, B0, o el suyo, B1.
El estudio se puede verificar ejecutando el experimento una y otra vez,
Si esto es confuso, aquí está la verdadera lógica: la mecánica cuántica dice que los resultados A1 y B1 (los hechos establecidos por Alice y Bob) pueden estar en desacuerdo con A0 y B0 (los hechos establecidos por sus respectivos amigos).
Esto se puede verificar ejecutando el experimento una y otra vez, con Alice y Bob haciendo sus elecciones al azar y luego calculando las probabilidades promedio de los resultados.
Para que todos puedan entenderlo: «Una forma natural de resolver esto es decir que no hay datos objetivos», resume Fedrizzi. El experimento podría tener inmensas implicaciones para nuestra comprensión de la naturaleza de la realidad cuántica, que depende de cómo interpretamos la teoría cuántica. Según Fedrizzi y sus colegas, su trabajo favorece las interpretaciones diciendo que los resultados de los experimentos son subjetivos.
Fuente: Clarín