Entre los autores grabados se encuentran Claudia Piñeiro, Alejandra Laurencich, Gonzalo Gálvez, Jorge Consiglio, Diego Golombek, Federico Bianchini, Gonzalo Garcés, Inés Garland, Agustina Bazterrica, Esther Cross, Ariana Harwicz, Samanta Schweblin, y muchos otros.
“Escuchar una historia dispara mi imaginación aún más, un buen audiolibro te envuelve con la historia y te lleva a imaginar cada escenario y cada personaje en un marco casi onírico”. Quien habla es Catalina Lucas, una consumidora de este formato singular de literatura que entra por los oídos y no por los ojos. “No creo que leer y oír sean lo mismo: son dos experiencias muy contrastantes, que implican modos de acercarse a la historia, de sumergirse en ella. La lectura silenciosa permite un grado de concentración mucho mayor, pero que lo oral nos devuelve un poco a lo más primitivo de la literatura”. Ahora opina Nicolás Hochman sobre la diferencia entre que le cuenten y leer por si mismo. “Escuché algunos audiolibros y me resultaron poco convincentes, a veces, monocordes y otras afectados, sin fluidez de imágenes, ritmo y emoción. No se trata de técnica sino de sumarle a la técnica una intención estética”. Ahora es Graciela Deza que sigue probando y no se desanima. Los tres conocen de cerca el fenómeno de los audiolibros porque, además de lectores-oyentes, ellos mismos protagonizan este desembarco que crece día a día en la Argentina: el de las voces que le pelean el espacio al papel.
Audiocuentos de la Nueva Narrativa Argentina es un proyecto que reúne 75 narraciones y la participación de más de 200 personas en el proyecto, de manera directa.
Audiocuentos de la Nueva Narrativa Argentina es un proyecto de UnaBrecha y Grupo Heterónimos en el que participan escritores, lectores e ilustradores, y que busca que la literatura que se escribe hoy en la Argentina pueda ser leída, escuchada y mirada por miles de personas en todo el mundo. “Entre abril y mayo vamos a estar lanzando la tercera edición, en la que incorporamos 30 cuentos nuevos. Con eso llegamos a 75 narraciones, y la participación de más de 200 personas en el proyecto, de manera directa. Por la web ya pasaron más de un millón de usuarios, de 129 países. Y en este momento estamos en un promedio de 140 mil escuchas mensuales. Obviamente el país con mayor número de visitas es la Argentina. Le siguen España y México, y después los demás países de América Latina”, explica a Clarín Nicolás Hochman uno de los creadores del programa que permite escuchar historias breves varias veces en la voz de sus propios autores y otras, en la de lectores seleccionados.
Entre los autores grabados se encuentran Claudia Piñeiro, Alejandra Laurencich, Gonzalo Gálvez, Jorge Consiglio, Diego Golombek, Federico Bianchini, Gonzalo Garcés, Inés Garland, Agustina Bazterrica, Esther Cross, Ariana Harwicz, Samanta Schweblin, Gabriela Cabezón Cámara, Marcelo Figueras, Sonia Budassi, y un muy largo etcétera. “Desde el año pasado, tenemos convocatorias públicas para que cualquiera pueda postularse, y luego hay un comité de preselección y un jurado que dictamina quiénes son autores los seleccionados”, agrega Hochman por correo electrónico.
Desde la Web del proyecto se pueden escuchar gratis todos los cuentos que se quiera. “Nuestra experiencia es que todavía no existe en la Argentina un público amplio, entonces, son pocos los que se sumergen en la experiencia de escuchar un libro entero. Creo que eso va a ir cambiando, porque la oralidad permite un acercamiento diferente a la literatura, muy rico. Por el momento, nuestro desafío es contribuir a que ese público se vaya constituyendo, y para eso tenemos diferentes estrategias”, cuenta y anuncia que están mejorando la página y la app además de que, este año, terminarán de subir todo el material a Spotify.
“Leer en voz alta no es lo mismo que leer para otros», opina Graciela Deza, Fundadora de la Escuela de la Palabra y directora del Programa Abuelos de Cuento.
Aunque la entusiasma mucho y no deja de probar y experimentar, la experiencia de los audiolibros tiene para Graciela Deza, de momento, sabor a poco. Es probable que su experiencia de narradora oral ponga la vara demasiado alta. Fundadora de la Escuela de la Palabra y directora del Programa Abuelos de Cuento que capacita a personas mayores para que desarrollen la habilidad de contar historias a quien lo necesite, Deza cree que es importante mejorar la selección de lectores: “Leer en voz alta no es lo mismo que leer para otros –puntualiza a Clarín por teléfono–. Es fundamental apropiarse del texto y convidar la lectura de un modo expresivo, utilizando muchas de las herramientas del oficio del narrador oral”.
Para la especialista en la narración, “para convertir una puesta en voz en una experiencia estética y comunicable, es fundamental habitar la lectura: Tenemos que convidar los relatos con la intención de crear una experiencia de intimidad con los oyentes. Se trata de compartir, abrazar, tocar y dejar huellas sensibles en los cuerpos y en la subjetividad de los destinatarios”. Por eso, confiesa que no cree que un lector voluntarios sin una capacitación específica en estos lenguajes, pueda solo desde la intuición ser eficaz en esta tarea. Y su experiencia le da la razón: “Lo que escuché hasta ahora lo vibré más como un producto de mercado. Pero el formato me parece un desafío interesante”, se entusiasma.
Desde la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), funciona Audiolibros, que es una colección de literatura latinoamericana dirigida por Norma Aleandro y narrada por grandes actores argentinos.
Desde la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), funciona Audiolibros, que es una colección de literatura latinoamericana dirigida por Norma Aleandro y narrada por grandes actores argentinos, cuyos títulos son de descarga gratuita en la Web. En este espacio se pueden encontrar clásicos como Cuentos de la selva de Horacio Quiroga, Cuentos fatales de Leopoldo Lugones y Las memorias de Mamá Blanca de la venezolana Teresa de la Parra, todos relatados por Norma Aleandro. Además Realidad nacional desde la cama de Luisa Valenzuela fue narrado por Claudia Lapacó; En la sangre de Eugenio Cambaceres, interpretado por Jorge Marrale; y Fausto de Estanislao del Campo con la voz de Juan Palomino. Además, cada uno de los audiolibros cuenta con el diseño musical del director del Área de Artes Sonoras del Instituto de Artes Mauricio Kagel de universidad, Sebastián Verea.
“Con este formato, pensamos acercar obras literarias a lectores que de otra forma tienen difícil acceso a los libros. Pensamos no solo en aquellos lectores que tienen disminución visual, sino también en los jóvenes y adultos que disponen de tiempo ocioso por ejemplo, mientras se trasladan de un lugar a otro, o mientras se hace otra tarea y se dispone de la posibilidad de escuchar”, explican desde la Unsam.
Catalina Lucas es directora de Estrategia Digital de Penguin Random House y también está entusiasmada. El grupo editorial es el que, sin dudas, más apuesta a este formato de consumo literario. “Efectivamente, llevamos el tema con mucho entusiasmo y optimismo porque entendemos que es una nueva forma de acercar a nuestros autores con sus lectores”, anota en un correo que manda a Clarín. “La incorporación de este formato a nuestro catálogo comenzó a fines de 2015. Hoy contamos con más de 500 títulos entre los cuales existen unas 40 obras de autores argentinos. Nuestros audiolibros tienen por detrás un gran trabajo por parte del equipo con gran foco en la calidad final: una de nuestras características es que las voces elegidas para narrar son del mismo origen que tiene el autor, es decir que si un autor es argentino su audiolibro será grabado con su propia voz o con la de un narrador de su misma nacionalidad mientras que las traducciones pueden encontrarse en acento neutro o ibérico”, detalla.
Los audiolibros de Penguin Random House se pueden comprar a través de las principales tiendas en Google, Audible, Audioteka, Storytel, y otras.
Los audiolibros de Penguin Random House se pueden comprar a través de las principales tiendas en Google, Audible, Audioteka, Storytel, y otras. Entre lo mucho y variado que se puede encontrar, figura el último libro de Samanta Schweblin, Kentukis, con un valor de 312 pesos (algo más de la mitad del volumen en papel); Aquí hay dragones (La historia de La Diana 1) de la bestséller Florencia Bonelli a 880 pesos (hay que considerar que son más 33 horas de grabación); Chicas muertas de Selva Almada, a 255 pesos; pero también Bestiario de Julio Cortázar por 341 pesos; el clásico Las viudas de los jueves con el que Claudia Piñeiro ganó el premio Clarín Novela en 2005, grabado por Flavia Pittella a 454 pesos; y hasta Los cuadernos de Diego Cabot por 284 pesos.
Catalina Lucas es directora de Estrategia Digital de Penguin Random House y también está entusiasmada. El grupo editorial es el que, sin dudas, más apuesta a este formato de consumo literario. “Efectivamente, llevamos el tema con mucho entusiasmo y optimismo porque entendemos que es una nueva forma de acercar a nuestros autores con sus lectores”, anota en un correo que manda a Clarín. “La incorporación de este formato a nuestro catálogo comenzó a fines de 2015. Hoy contamos con más de 500 títulos entre los cuales existen unas 40 obras de autores argentinos. Nuestros audiolibros tienen por detrás un gran trabajo por parte del equipo con gran foco en la calidad final: una de nuestras características es que las voces elegidas para narrar son del mismo origen que tiene el autor, es decir que si un autor es argentino su audiolibro será grabado con su propia voz o con la de un narrador de su misma nacionalidad mientras que las traducciones pueden encontrarse en acento neutro o ibérico”, detalla.
Los audiolibros de Penguin Random House se pueden comprar a través de las principales tiendas en Google, Audible, Audioteka, Storytel, y otras.
Los audiolibros de Penguin Random House se pueden comprar a través de las principales tiendas en Google, Audible, Audioteka, Storytel, y otras. Entre lo mucho y variado que se puede encontrar, figura el último libro de Samanta Schweblin, Kentukis, con un valor de 312 pesos (algo más de la mitad del volumen en papel); Aquí hay dragones (La historia de La Diana 1) de la bestséller Florencia Bonelli a 880 pesos (hay que considerar que son más 33 horas de grabación); Chicas muertas de Selva Almada, a 255 pesos; pero también Bestiario de Julio Cortázar por 341 pesos; el clásico Las viudas de los jueves con el que Claudia Piñeiro ganó el premio Clarín Novela en 2005, grabado por Flavia Pittella a 454 pesos; y hasta Los cuadernos de Diego Cabot por 284 pesos.