La presentación de la escuela de samba Salgueiro dedicada al «dios que trajo justicia desde África hasta Brasil» sorprendió por su samba pegadizo, entonado por el público junto con los bailarines, y por el esplendor y colorido de disfraces y carrozas alegóricas.
Pero lo que más emocionó a los 72.500 espectadores del sambódromo fueron las referencias al fin de crímenes como la corrupción, el lavado de dinero y los abusos de los políticos, en un país sacudido en los últimos años por varios escándalos de este tipo, reportó la agencia EFE.
La última de las lujosas carrozas alegóricas de la escuela del barrio de Tijuca, representando el triunfo de Xangó, cargaba agentes de la Policía Federal victoriosos y criminales encerrados en jaulas, y fue saludada por aplausos a su paso por los 500 metros de pista de la avenida Marqués de Sapucaí.
Al final del desfile, cargando sus respectivas banderas, activistas de grupos que defienden las minorías, como homosexuales, mujeres, negros e indios, pidieron el fin de toda discriminación.
Salgueiro, cuarto de los siete grupos que se presentaron entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, forma parte de las 14 escuelas del llamado Grupo Especial de Río de Janeiro, cuyos desfiles son considerados el mayor espectáculo del mundo al aire libre y constituyen la principal atracción del carnaval carioca.
La escuela Imperatriz Leopoldinense también abordó un tema similar al referirse a los males generados por el dinero, como la ambición, la desigualdad, la corrupción y el consumismo, en un desfile abierto por un Robin Hood que lucha contra las injusticias sociales.
«Tiempos modernos en los que vidas poco valen, buenas acciones no representan buenos dividendos y la rueda gira para el más fuerte, pues pocos tienen suerte», decía el samba entonado por este grupo.
La escuela Beija-Flor, que recreó los aspectos más destacados de sus desfiles en 70 años de historia, destacó principalmente dos presentaciones en las que también hizo alusiones a las desigualdades en Brasil: «Ratas y buitres suelten mi disfraz» (1989) y «El pueblo cuenta su historia: el saco vacío no se mantiene», con la que ganó el carnaval de 2013.
«Patria amada de las ganancias, pedí socorro por tus hijos, víctimas de la intolerancia. Incluso prohibido, fui la voz de Dios», cantó la escuela del barrio de Nilópolis en un samba igualmente reivindicativo.
Viradouro, una de las escuelas más exitosas en los últimos años, escenificó en el Sambódromo las fantasías que han poblado la imaginación de grandes y chicos tanto en la antigüedad como en los tiempos modernos, desde duendes, brujas y momias, hasta el motociclista fantasma, los piratas del Caribe y los muertos-vivos.
Pero lo que más emocionó al público fue la tecnología de sus gigantescas carrozas alegóricas, como la del barco pirata con una cascada de agua en el medio, la que tenía una pista por la que escalaba un motociclista arrojando fuego y la que daba la ilusión de que las brujas podían volar en sus escobas.
Pero si la escuela de Niteroi apeló a carrozas espectaculares y disfraces coloridos, Imperio Serrano prefirió buscar la empatía con el público mediante la presentación de un desfile en el que llevó a la avenida Marques de Sapucaí una de las canciones más populares de Brasil y que constituye un canto a la vida.
Cada una de las 14 escuelas del Grupo Especial -otras siete desfilan en la noche de hoy, lunes-, compuestas por hasta 5.000 integrantes, entre bailarines, músicos y personajes destacados, tiene entre 65 y 75 minutos para atravesar los 700 metros de la pista del sambódromo mientras los jurados califican criterios como creatividad, armonía, disfraces o composición.
Las calificaciones de los jurados son leídas y sumadas el Miércoles de Ceniza, cuando concluye el carnaval y se conoce la nueva escuela campeona de Río de Janeiro.