Boom retro: los hits de los noventa que vuelven a tomar fuerza

Consumos que fueron típicos de otra época recuperan terreno, pero convertidos en propuestas de nicho; desde bares hasta clubes deportivos y jugueterías, todos tienen algo que ofrecer al público de nostálgicos. Crédito: Ariel Escalante

Masas pegajosas, riñoneras, consolas de videojuegos, zapatillas toscas y hasta el paddle. Consumos que caracterizaron la década del noventa vuelven hoy a ganar terreno en el mercado. Según los especialistas, hay una mirada nostálgica que tracciona el retorno de productos de otras épocas, pero con algunos cambios en relación con el momento en que alcanzaron su auge comercial.

Fernando Moiguer, CEO de la consultora que lleva su apellido, señaló que en un escenario en el que no se encuentran referencias definidas existe una vuelta hacia símbolos culturales del pasado. «Funcionan como elementos que llenan de contenido los vacíos de la posmodernidad: son regresos a experiencias con carga simbólica propia y definida, elementos que no requieren construcción, atajos a la formación de pertenencia y un refugio emocional», sostuvo.Sin embargo, el experto en estrategia de negocios explicó que los elementos no vuelven al mercado en forma masiva, sino direccionados a un determinado segmento. «Estas referencias icónicas ya no son absolutamente multitarget como en sus orígenes. Si bien se mantienen como códigos compartidos, en su consumo se vuelven opciones de nicho, y esto tiene que ver con que hoy ya no existe una hegemonía cultural, sino una serie de estímulos fragmentados para mercados que no siempre interactúan ni comparten íconos entre ellos», expuso Moiguer.

Para chicos y grandes

La ola noventosa llegó a varios rubros. Uno de ellos es el de los juguetes, donde volvieron, escondidas bajo nuevos nombres, las masas pegajosas. Slime, asquimoco, masa mágica: todas son furor entre los más chicos.

«La masa de moldear viene creciendo en los últimos años muy fuertemente porque es muy didáctica. Es muy pedida sobre todo por los psicopedagogos y los colegios, más que por las madres en sí, que se quejan porque tienen todos los sillones pegoteados», dijo Matías Furió, presidente de la Cámara Argentina del Juguete.

Furió indicó que en Estados Unidos las consolas de videojuegos vintage también están de vuelta y es muy posible que esa tendencia llegue a la Argentina con los dos o tres meses de retraso habituales. «Además, esas consolas chiquitas, con 150 juegos incorporados, son muy baratas -es puro plástico, poca tecnología- y creo que, en un contexto económico complicado como el actual, pueden andar muy bien», agregó.

Las consolas de juego arcade -grandes como una heladera, dispuestas por lo general en locales «de fichines»- también volvieron a recuperar protagonismo. De hecho, el bar El Destello, en Palermo, ofrece junto con su decoración futurista de neón y su cerveza artesanal máquinas para jugar al Wonder Boy, Snow Bros, Mortal Kombat y Street Fighter, entre otros.

También están presentes en Arcade Club Social, en una dirección secreta del barrio de Villa Crespo, donde en el fondo de una casa hay un bar para los fanáticos de los jueguitos. Pero el fenómeno excede los límites de la ciudad. El Pompeya Pub Social, que tiene tres sucursales en la zona oeste del Gran Buenos Aires, es incluso escenario de torneos de arcade.

En las vidrieras y en el club

Otro producto que volvió a estar presente son los chokers -collares ajustados al cuello-, las gorras amplias y las zapatillas deportivas «noventeras», que se pueden encontrar con ese nombre en las tiendas online. Incluso las riñoneras, que luego de abandonar su reinado y pasar a ser un objeto olvidado y hasta casi mal visto empezaron a reconquistar las vidrieras.

Helicia, la marca de Florencia Torrente (hija de Araceli González) y Agustina Bruzón, las incluye en su colección desde 2017. «La moda es cíclica y siempre se vuelve a ciertas décadas. Hace un tiempo fueron los ochenta y ahora los noventa. Obviamente, aggiornando y tomando elementos particulares de ciertas tipologías», apunta Bruzón, quien agrega: «Con respecto a las riñoneras, de a poco fue creciendo su popularidad y nosotras adaptamos varios modelos al uso y ocasión de cada usuario. Se pensaba como algo antiguo, pero al darle una vuelta canchera y práctica fue amada desde el minuto uno. De hecho, incorporamos varios modelos más, ya que la respuesta fue inmediata y positiva».

Una de las actividades que luego de los noventa habían decaído y en el último tiempo volvió a reflotar es el paddle. Para Oscar Nicastro, presidente de la Asociación de Padel Argentino (APA), esto se debe a varios motivos: el vínculo afectivo de los argentinos con ese deporte, el impulso que le dieron personalidades relevantes que lo practican -el presidente Mauricio Macri, futbolistas y deportistas destacados- y, sobre todo, la modernización de las canchas, principalmente hechas de cemento. «Hace unos cuantos años que el césped sintético se fabrica en el país y ya no hay que traerlo del extranjero, del mismo modo que las canchas de cristal. Todo eso permite a los propietarios de los clubes comenzar a cambiar sus pisos e integrar a más gente al juego, al hacerlo más cómodo y de menor impacto en las articulaciones», explicó.

Si bien los números no alcanzan a equiparar los de los noventa, cuando, según APA, había más de 40.000 canchas y cuatro millones de jugadores, se están recuperando de a poco. «No debe haber menos de 25.000 canchas y se están construyendo nuevas -apuntó Nicastro-. Además, nos comentan los fabricantes de césped y de canchas de cristal que hay un interés de modernizar las canchas que ya existen, sobre todo en complejos deportivos y barrios privados».

40.000

Revancha

Es la cantidad de canchas de paddle que llegó a haber en los 90; hoy hay 25.000 y «se están construyendo nuevas»