Los homenajes que se llevan a cabo en la tierra natal del compositor argentino Alberto Ginastera (1916- 1983) (*) con motivo de su centenario han incluido el reestreno de su ópera ‘Beatrix Cenci’ (1971) (*) en el Teatro Colón de Buenos Aires. Su trama narra la escabrosa historia de una joven romana llamada Beatrice Cenci (*) que viviera entre 1577 y 1599. Esto nos ha llevado a indagar en la vida de esta noble italiana, recordada por ser la protagonista de un espeluznante juicio por parricidio en la Roma del siglo XVI y de un temprano caso de violencia de género.
Beatrice fue la hija de Francesco Cenci (1549-1598) (*), un aristócrata de temperamento violento e inmoral. La joven y su padre vivían en el Palacio Cenci, junto con el hermano mayor de Beatrice (Giacomo), la segunda esposa de Francesco (Lucrezia Petroni) y Bernardo, joven nacido del segundo matrimonio de Francesco.
Cuenta la leyenda que Francesco Cenci abusaba frecuentemente de su esposa e hijos. El noble había sido encarcelado por otros crímenes, pero gracias a la indulgencia con la que los miembros de la aristocracia eran tratados en esa época, se lo liberaba. Beatrice intentó alertar a las autoridades acerca de los abusos, pero ellos se mostraron indiferentes. Cuando Francesco se enteró de la denuncia de su hija, la envió junto con su madre a otro castillo de la familia lejos de Roma. Allí se organizó un complot para matarlo. En 1598, durante una de las visitas de Francesco, dos vasallos (uno de los cuales se había convertido en amante de Beatrice) trataron de envenenarlo, pero al fracasar en el intento, Beatrice, sus hermanos y su madre adoptiva lo golpearon con un martillo hasta matarlo y arrojaron el cuerpo desde un balcón simulando un accidente, cosa que nadie creyó.
De ese modo, la policía papal inició una investigación para descubrir a los asesinos. El amante de Beatrice fue torturado, y murió sin revelar la verdad. Mientras tanto, un amigo de la familia, ordenó la muerte del segundo vasallo, para evitar cualquier riesgo de delación. A pesar de todo, una vez descubierto el complot, los cuatro miembros de la familia Cenci fueron arrestados y sentenciados a muerte . El 11 de septiembre de 1599 al alba, la familia fue llevada al Castillo Sant’Angelo (*), en cuyo puente se llevó a cabo la sentencia. Recordemos, de paso que es precisamente en ese castillo donde se desarrolla el último acto de la ópera ‘Tosca’ (1899) (*) de Giacomo Puccini (1858-1924) (*)
Giacomo Cenci fue descuartizado, Lucrezia y Beatrice fueron decapitadas con una espada. Sólo Bernardo Cenci, de siete años, se salvó de la muerte, aunque lo llevaron hasta el sitio de la ejecución para presenciar la ejecución de sus familiares, además de habérsele confiscado sus propiedades para pasar a manos de la familia del papa. Beatrice fue enterrada en la iglesia de San Pedro en Montorio (*). Una leyenda popular dice que cada año, en la noche anterior a su ejecución, Beatrice regresa al puente del castillo llevando en sus manos su cabeza decapitada.
Si bien el nombre de nuestro personaje se ha hecho más popular a través de la ópera de Alberto Ginastera, éste inspiró un gran número de obras pictóricas, escultóricas, literarias, teatrales y musicales.
El cuadro ‘Beatrice Cenci’, del pintor manierista Guido Reni (1575-1642) (*) la muestra con un rostro inocente y su cabeza cubierta por un turbante. En 1818 el poeta romántico Percy Bysshe Shelley (1792-1822) (*) descubrió esta obra en Roma, en el Palazzo Colonna (*), inspirándose en ella para crear una obra teatral a la que nos referiremos más adelante. Agreguemos que la pintura de Reni aparece en el film negro ‘Mulholland Drive’ (2001) (*) del director estadounidense David Lynch (1946) (*),donde se la muestra en un lujoso departamento de Hollywood.
El ‘Retrato de Beatrice Cenci’ (c.1662) (*) por Elisabetta Sirani (1638-1685) (*) la muestra en la cárcel junto a otros personajes mientras un artista pinta su imagen en el instante preciso en que la muchacha es llamada por el guardia para ser trasladada al cadalso. Su expresión es muy similar a la que muestra la obra de Renni. Beatrice gira la cabeza con ojos resignados ante la llamada de alguien, quizás el verdugo.. Beatrice tenía 22 años cuando fue ajusticiada. Elisabetta Sirani murió a los 27 años, apenas cinco más que Beatrice. Varios críticos afirman que el cuadro sería una copia del retrato de Reni, ya que Elisabetta había sido su discípula.
Muy diferente es la imagen en mármol de Beatrice que nos transmite casi doscientos años más tarde la escultora estadounidense Harriet Hosmer (1830-1908) (*) que en 1857 la reflejó durmiendo con un rosario en la mano, en una visión totalmente neoclásica de nuestro personaje.
En nuestra próxima entrega continuaremos refiriéndonos a este trágico personaje que inspirara tantas obras maestras a través de los siglos.
(*) Los autores y manifestaciones artísticas en negrita señaladas por un asterisco pueden encontrarse en buscadores de internet.
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ESTELA TELERMAN pianista, docente, difusora de la música argentina, es columnista en Diario de Cultura [email protected] https://es.wikipedia.org/wiki/Estela_Telerman