Murió la gran fotógrafa argentina Sara Facio: cronista visual de la cultura argentina en el siglo XX

Lo confirmó la encargada de su archivo personal que reunía retratos de Julio Cortázar, María Elena Walsh, Alejandra Pizarnik y otras figuras de la cultura argentina.

A los 92 años, murió la fotógrafa Sara Facio, emblema de la fotografía de autor, que retratara a personalidades de la cultura como Julio Cortázar, María Elena Walsh y Alejandra Pizarnik, entre otros.

La noticia fue confirmada por Graciela García Romero, encargada de su archivo personal. En la actualidad dirigía la Fundación María Elena Walsh, quien fuese durante décadas su pareja.

Sara Facio murió a los 92 años. Foto Federico Imas

Además del fotoperiodismo, Facio se destacó como gestora cultural. En 1973 fundó junto a María Cristina Orive «La Azotea», una editorial dedicada a la fotografía pionera en su tipo en el continente.

En 1985 creó la Fotogalería del Teatro San Martín de Buenos Aires, la cual dirigió hasta 1998. A la par, en 1995, posibilitó la creación de la Colección Fotográfica del Museo Nacional de Bellas Artes con obras que donó de su acervo.

Sus fotografías ingresaron a las colecciones permanentes de los museos más importantes del mundo como el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), del Museo Reina Sofía de Madrid.

En su frondoso archivo, que desde poco más de un mes había legado a la Fundación María Elena Walsh, su compañera durante más de 40 años, estará una imagen icónica de su biografía: ella junto a otras dos chicas, en la puerta del Museo Nacional de Bellas Artes. Allí iban antes de la escuela, a devorarse los libros de arte que no se conseguían en cualquier biblioteca.Icónico retrato de Julio Cortázar de 1967 por Sara Facio.

Icónico retrato de Julio Cortázar de 1967 por Sara Facio.

Nacida el 18 de abril de 1932 en San Isidro, enseguida formó dupla con Alicia D’Amico para cursar en la escuela de Bellas Artes y para el viaje formativo que emprendieron en 1955 gracias a una beca del gobierno francés. En Europa adquirió su cámara, que empuñó siempre con las obras maestras en mente.

Con Alicia D’amico y Annemarie Heinrich compartieron, con una afable severidad, la búsqueda de la imagen justa. «Las tres éramos un jurado permanente: no salía una foto de nuestro estudio si no estábamos de acuerdo de que no nos daba vergüenza», admitió en una entrevista con el Ministerio de Cultura.

Con Heinrich como su tutora, se introdujo en el fotoperiodismo y con una ayuda del Fondo Nacional de las Artes pudo tener su primera cámara profesional. Su primer libro, Buenos Aires, Buenos Aires (1968), lo firmó con Heinrich y lleva un texto de Julio Cortázar. El retrato del escritor argentino que Facio le hizo dio vuelta al mundo como icónico de esa expresión aniñada y despreocupada.

Foto los Muchachos peronistas, por Sara Facio, de su colección.

Foto los Muchachos peronistas, por Sara Facio, de su colección.

Es la imagen de Cortázar que todos tenemos en mente. «Nunca pienso en el espectador, pero me asombra que una foto como la de Cortázar le guste a todo el mundo«, decía con extrañeza.

Sentía que desaparecía

Reservada de carácter, con la cámara en la mano sentía que desaparecía, como detrás de un biombo, y se entregaba a una tarea siempre ligada a cierta audacia. Más que oficio, llamaba vocación a su tarea, vinculándola siempre al arte.

Después de emprender proyectos de publicidad y retratos periodísticos, se aventuró junto a D’Amico a capturar el espíritu de los escritores latinoamericanos y otras figuras de la cultura. Entre ellos, Jorge Luis Borges, Roberto Goyeneche, María Elena Walsh, Ernesto Sábato, Astor Piazzolla, Doris Lessing y Federico Leloir. Sentía gratificante conversar con ellos durante la sesión, meterse en sus mundos. Retratos y autorretratos (1974) reúne varios de ellos con textos de los autores.

Con Cortázar publicó además Humanario (1977) y Geografía de Pablo Neruda (1973), con el poeta chileno.Foto Doris Lessing, de su archivo personal.Foto Doris Lessing, de su archivo personal.

Especializada en ensayos sociales y periodismo gráfico y escrito, colaboró en diarios y revistas de la Argentina, América y Europa. Creó secciones especializadas en Clarín primero, luego en La Nación y en las revistas Autoclub, Vigencia, Cultura, Fotomundo. Un trabajo de agencia sobre la jornada de duelo por la muerte de Juan Domingo Perón en 1973, con los años atravesó las controversias, transformándose en un retrato humano y de época, que tuvo una gran exposición en 2018 en Malba.

Su trayectoria internacional, que atraviesa gran parte del siglo XX, la incluyen en muestras colectivas en el Centro Pompidou de París, el Palacio de Bellas Artes de México, Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, Casa de la Cultura de Kassel, Alemania, The Saatchi Gallery de Londres, Museo del Barrio en Nueva York, Shadai Gallery, Tokio, Museo de la Fotografía de Charleroi, Bélgica, Museo de Berlín y los principales museos de la Argentina.

Sus fotografías están en las colecciones permanentes del MoMA, del Museo Reina Sofía de Madrid y en prestigiosas colecciones particulares.

Sara siempre trabajó por el reconocimiento de la fotografía como arte. En 1973, junto con María Cristina Orive, creó La Azotea, una editorial fotográfica dedicada a la producción y difusión del arte fotográfico. En 1979, junto a colegas como D’Amico, Eduardo Comesaña, Andy Goldstein, Heinrich, María Cristina Orive y Juan Travnik, fundó el Consejo Argentino de Fotografía, para difundir y estudiar la fotografía nacional, y conectarse con el mundo.

«Estamos construyendo un abanico de temas y técnicas que puede ser un tipo de fotografía argentina, que tiene una espontaneidad, una libertad en nuestras fotos que es muy linda, no tan elaborada, y que me gusta mucho», decía sobre la naturalidad que caracteriza a la fotografía argentina.Entrega de los Premios a la Trayectoria en Artes Visuales en 2019 en el Museo Nacional de Bellas Artes. FOTOS MARTIN BONETTOEntrega de los Premios a la Trayectoria en Artes Visuales en 2019 en el Museo Nacional de Bellas Artes. FOTOS MARTIN BONETTO

Nuevos espacios

Como gestora de espacios, en 1985 creó la Fotogalería del Teatro San Martín, que dirigió hasta 1998 y donde presentó más de 160 exposiciones con sus catálogos. Comenzó a formar su propia biblioteca con los fotógrafos que admiraba.

Con el tiempo, más sistemáticamente, los organizó por países y orden alfabético. Allí están los grandes maestros, pero el mexicano Álvaro Álvarez Bravo y el brasileño Sebastiao Salgado estuvieron siempre entre los que la emocionaron. Llegó a contar con más de mil volúmenes dedicados a la historia del medio, colecciones especializadas y ensayos fotográficos.

Con la donación del 25 por ciento de las fotografías de su archivo personal, Sara Facio creó en 1995 la colección de fotografía del Museo Nacional de Bellas Artes, durante la dirección de Jorge Glusberg. Cuando cumplió 90 años, donó todos sus libros de fotografía a la biblioteca del Museo Nacional de Bellas Artes.

Entre muchas distinciones, recibió la Medalla de los XXII Encuentros Internacionales de Arles en 1991, el Konex de Platino en 1992, el Premio Trayectoria de la Asociación Argentina de Críticos de Arte, 2004, y el Premio a la Trayectoria de la Revista Ñ (2014), además de los reconocimientos a varios de sus libros de arte. Para el Centenario de Borges, el Correo Argentino utilizó el retrato que ella le hizo.

En los últimos años, muy lúcida, Sara se aventuró a la fotografía digital pero admitía que se escapaba a su búsqueda: la verdad. La iconografía cultural de un siglo pasó delante de su lente y, con la implacable amabilidad, ejerció su convicción: las mejores imágenes, esas que tengan una mirada personal. Nos legó todas sus imágenes y un trabajo comunitario, invaluable para todos los fotógrafos que llegaron después.

Sara Facio, homenajeada en el Museo Nacional de Bellas Artes

«Desde la Fundación despedimos a nuestra muy querida fundadora y presidenta honoraria Sara Facio», publicaron desde las redes sociales de la fundación. Y agregaron: «Seguiremos, fieles a sus convicciones, honrando el camino que ella nos marcó».

En esa línea, el Secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, también la recordó vía X. «Gracias Sara por tu arte, fue un placer haberte conocido, se te va a extrañar…», destacó.

Facio se convirtió en un personaje relevante de la cultura argentina y se destacó por sus emblemáticos retratos a artistas, escritores, músicos, deportistas y diferentes personalidades no solo de nuestro país sino también de Latinoamérica. Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, María Elena Walsh, Ernesto Sábato, Astor Piazzolla, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Mario Vargas Llosa, Octavio Paz, Doris Lessing y Federico Leloir, fueron algunos nombres que capturó.

Quién fue Sara Facio

Nacida el 18 de abril de 1932, en San Isidro, Facio se graduó en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1953. Dos años después, recibió una beca del Gobierno de Francia para estudiar historia del arte y viajó, con su amiga Alicia D’Amico -otra futura gran fotógrafa- para ver museos, obras y producir un libro de la historia del arte. En ese viaje ambas adquirieron sus primeras cámaras fotográficas y empezaron a tomar fotos como pasatiempo. En su regreso a Buenos Aires, el padre de su amiga Alicia, fotógrafo profesional, descubrió el talento de ambas y las incentivó a interiorizarse en ese arte, según consignan desde la Secretaría de Educación.

Acompañada por Annemarie Heinrich, como su tutora, se introdujo en el fotoperiodismo, disciplina a la que se dedicó durante muchos años. Con ayuda del Fondo Nacional de las Artes obtuvo su primera cámara fotográfica profesional.

El primer libro de fotos firmado por Facio y Heinrich, con texto de Julio Cortázar, se editó en Buenos Aires en 1968. Cinco años después, junto con María Cristina Orive, creó La Azotea, una editorial fotográfica dedicada exclusivamente a la producción y difusión del arte fotográfico. En 1976, llegó Humanario, en el que publicó una serie de fotos de institutos psiquiátricos, nuevamente con textos de Cortázar. 

La fundación del Consejo Argentino de Fotografía llegó en 1979 junto a colegas como Alicia D’Amico, Eduardo Comesaña, Andy Goldstein, Annemarie Heinrich, María Cristina Orive y Juan Travnik. Un espacio que tenía como objetivo difundir y estudiar la fotografía nacional y abrir diálogos con la producción internacional.

El Museo Nacional de Bellas Artes recibió el 25% de las fotografías del archivo personal de Facio como parte de una donación al patrimonio fotográfico del espacio cultural.

En abril de 2022, en el marco de los 90 años de la fotoperiodista, se exhibió en el primer piso del Bellas Artes 39 obras de la artista, como parte de los numerosos reconocimientos que tuvo por aquellas semanas.